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Mientras el Gobierno festeja 4 meses sin piquetes, Cristina recibió a la UTEP, que alertó por la situación social y el avance del narco

El martes el Gobierno celebró cuatro meses sin piquetes. La estadística no es del todo cierta, pero sirve para graficar el férreo control de la calle que Javier Milei puede enseñar -sobre todo a los sectores medios- y que hace pocos meses atrás parecía imposible. “El Gobierno del presidente Milei cumple con lo que prometió al asumir el mandato el 10 de diciembre: paz y administración”, escribió el vocero Manuel Adorni en una evocación a Julio Argentino Roca.

Veinticuatro horas después de esa declaración de principios del Gobierno, Cristina Kirchner se reunió con los referentes de las organizaciones sociales nucleados en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Dirigentes de la mayoría de esas agrupaciones ocuparon cargos en el gobierno del Frente de Todos y escaños en el Congreso, la entonces vicepresidenta los combatió, pero ahora cuando gozan de menos popularidad, los recibió en el Instituto Patria y posó con ellos para una foto.

Los movimientos sociales del peronismo y de la izquierda son uno de los principales blancos discursivos y políticos del Gobierno que se jacta de haber desintermediado los planes sociales, que congeló y la ayuda social, que ya no llega a los comedores populares que administran los movimientos sociales.

La UTEP fue la primera en salir a la calle para protestar contra la política social del Ejecutivo en un intento por replicar la estrategia opositora durante el primer año de gobierno de Mauricio Macri. El 7 de agosto se movilizaron a Plaza de Mayo, pero los máximos referentes por ahora le daban la espalda, mientras las causas judiciales empujadas por el Gobierno contra los referentes sociales se multiplican.

En ese contexto, la ex presidenta recibió a la cúpula de la UTEP que comanda el evitista Alejandro “Peluca” Gramajo, mano derecha de Emilio Pérsico en la secretaría de Economía Social, durante el gobierno de los Fernández. El fue el encargado de coordinar el encuentro con el secretario privado de la ex vice, Mariano Cabral.

Tambén fueron de la partida las secretarias adjuntas Dina Sánchez (Frente Darío Santillán) y Norma Morales (Barrios de Pie) junto a Nicolás Caropresi (MTE), Mariano Marini (Barrios de Pie) y la secretaria gremial Johana Duarte (Evita).

La ex vicepresidenta -que en la gestión anterior cuestionó el crecimiento de los movimientos sociales y la tercerización de la política social– se dedicó a escuchar el dramático cuadro de situación en los barrios más vulnerables que le describieron los dirigentes sociales.

«Nos escuchó mucho sobre cada elemento de la realidad social que le podemos acercar nosotros y lo que se está gestando en términos de descomposición, violencia horizontal y avance del narco en las barriadas», relató uno de los visitantes al Patria.

Los referentes sociales hicieron hincapié en el crecimiento exponencial de la indigencia y la falta de alimentos y describieron con lujo de detalles el avance del narcotráfico en los barrios más pobres del conurbano bonaerense y de todo el país. Mencionaron puntualmente el caso de un joven que apareció colgado la semana pasada en Virrey del Pino, La Matanza, presuntamente asesinado por bandas de la zona por haber consumido la droga que le habrían dado para vender. Los dirigentes de la UTEP le contaron a CFK cuánto gastan los narcos para emplear a soldaditos: $25 mil por día. «No se puede competir, son los únicos que dan trabajo. El peor del mundo, pero trabajo al fin. Estamos acelerando el camino de lo que ya pasó en México, Bolivia y Brasil», consignó uno de los presentes.

También se detalló el caso de mujeres que llegan a casos extremos para darles de comer a los chicos que asisten a sus comedores. La ex presidenta les contó a los dirigentes sociales parte del escenario que vio en México, adonde viajó recientemente. Uno de los presentes recordó las palabras de CFK cuando asistió a la asunción de Xiomara Castro en Honduras. «Es lo que pasa cuando el Estado se retira», señalaron.

Mates de por medio, hubo también diferencias más conceptuales sobre el alcance de la economía popular y coincidencias sobre la importancia del aumento por encima de la AUH que matiza el impacto de la recesión.

Cuando emerja lo que está pasando abajo, va a ser fiero”, explicó uno de los dirigentes sociales que estuvo presente en la reunión. Los referentes de la UTEP buscarán exponer su diagnóstico a otros líderes políticos de la oposición. Señalan que la situación es tan grave que buscarán eco en el PRO y en la UCR. Cristina Kirchner fue el primer paso. Axel Kicillof podría ser el segundo, pero los movimientos sociales quieren abrir el juego más allá de la interna del peronismo por su liderazgo.

El Movimiento Evita, la organización social más convocante de todas que durante la administración anterior controló el Potenciar Trabajo, busca salir de la interna en la que quedó atrapado. Después de cerrar un acuerdo político con Axel Kicillof, Pérsico, el jefe de la agrupación, no quedó del todo conforme y se reunió días atrás con Máximo Kirchner. “El Evita está unido y no vamos a ser parte de ninguna construcción facciosa que divida al movimiento popular. Somos oficialistas en Provincia y opositores al gobierno nacional”, señaló un referente histórico de la agrupación.

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