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Ficha Limpia: por qué los libertarios temen que Milei pueda ser víctima del «efecto Bolsonaro»

Justo cuando se habla sobre el «efecto Brasil» sobre la economía argentina, por la devaluación del real y el consiguiente abaratamiento que eso representa para turistas y competidores industriales, aparece una segunda influencia brasileña, no tan visible, pero igualmente poderosa, en el plano político, más específicamente en el debate legislativo sobre la «ficha limpia».

Aunque el gobierno no ha salido a reconocer de manera explícita que le restó apoyo a la iniciativa presentada por el PRO de Mauricio Macri, quedó en evidencia para todo el arco político que, dentro de La Libertad Avanza, el proyecto no despierta entusiasmo. Las escasas 116 presencias logradas en el recinto de Diputados -con ocho ausencias del espacio LLA- exacerbaron las sospechas que se habían generado la semana pasada, cuando hubo 127 legisladores presentes -faltaban solo dos para el quorum- y el presidente de la Cámara, Martín Menem, se apresuró a dar por caída la sesión.

La enojada reacción de Macri, que dejó flotando en el ambiente político la sospecha de que una especulación electoral -sino directamente un acuerdo oculto con el kirchnerismo- derivó en una polémica entre Javier Milei y sus aliados.

Y a la gran pregunta del momento -¿quiere realmente el presidente cumplir con lo que anunció el pasado 1° de marzo en el Congreso, e impedir que personas condenadas en segunda instancia puedan postularse a cargos electivos?- le están apareciendo posibles respuestas.

Mauricio Macri insinuó la falta de apoyo del sector de Milei y hasta un acuerdo oculto con CFK

Entre «las fuerzas del cielo», es decir el ejército de militantes que han hecho de las redes sociales su arena de activismo político ocurrió algo hasta ahora inédito: se empezó a admitir que a La Libertad Avanza no le conviene que se apruebe el proyecto de Ficha Limpia -al menos, no como está formulado-.

El argumento es simple y no exento de cierto cinismo: la ley puede resultar un arma de doble filo, porque así como en este momento todo el mundo asocia la «ficha limpia» con la situación de Cristina Kirchner -que acaba de recibir una confirmación de su condena en la Cámara de Casación por la causa Vialidad-, no es difícil que, en el futuro se produzca un efecto boomerang que afecte al propio Milei o a candidatos libertarios.

El peligroso antecedente de Brasil con Jair Bolsonaro

Y es ahí donde entra el factor Brasil: mirando al país vecino, uno de los principales referentes de la región en cuanto a enjuiciamiento de ex presidentes, aparece una situación paradójica: el proyecto de Ficha Limpia terminó volviéndose en contra de todos los que, en su momento, celebraron su aprobación.

Lo sufrió en su momento Lula Da Silva, pero ahora también lo padece Jair Bolsonaro. En el país vecino, donde la corrupción política es un tema de primer nivel en la agenda de preocupación ciudadana, el proyecto «Ficha Limpa» se impulsó en 2010 durante el segundo mandato del Partido de los Trabajadores. Su ideólogo fue un juez, Marlon Reis, que logró el proyecto fuera apoyado con su firma por 1,3 millones de ciudadanos.

El propio Lula apoyó el proyecto en el plano legislativo, que luego fue refrendado por Supremo Tribunal Federal, que consideró que era constitucional y ya podía regir para la elección legislativa de 2012. Irónicamente, fue Lula la primera víctima de esa prohibición, tras recibir una condena en primera instancia por corrupción en 2017, que fue ratificada en segunda instancia un año más tarde.

Lula, que pasó un año y medio en prisión tras una tercera condena por el tribunal supremo, quedó libre luego de que su causa fuera anulada por vicios procesales. Y fue por ese motivo que su impedimento para ser candidato también quedó sin efecto.

En cambio, quien padece ahora la «proscripción» fue alguien que en su momento celebró las condenas a Lula: su archienemigo Jair Bolsonaro, sobre cuyas espaldas también pesa una condena

El Tribunal Superior Electoral encontró culpable a Bolsonaro de haber atentado contra el normal desarrollo de los comicios de 2023, al usar su posición de jefe de Estado para «degradar el ambiente electoral», crear un estado de «paranoia colectiva» y de difundir informaciones falsas.

Con esa condena, Bolsonaro también queda inhabilitado para postularse. Y no terminan allí las inhabilitaciones para ex presidentes. También Fernando Collor de Mello, que fue cesado en un impeachment en 1992 y más tarde rehabilitado, fue condenado por la justicia por haber recibido sobornos durante su regreso a la política como senador.

El gobierno de Javier Milei tiene la mira puesta en lo que sucedió en Brasil

En definitiva, los libertarios que miran a Brasil están sacando lecciones aplicables a Argentina: en sistemas judiciales, crónicamente sospechados de estar influidos por la política, no es imposible pensar que quienes hoy están del lado acusador puedan en unos años pasar a estar entre los acusados.

Desde ese punto de vista, existe la posibilidad de que el «lawfare» y el intento de «proscripcion judicial» que ahora denuncia el kirchnerismo se transforme en un arma de doble filo que pueda dejar fuera de la competencia a quienes hoy están en la vereda opuesta.

La situación de Bolsonaro no es desconocida por el entorno de Milei, que precisamente ha invitado al ex mandatario brasileño para que ocupe un rol protagónico en la Conferencia de Acción Política Conservadora que se realizará la semana próxima en Buenos Aires.

Promocionado por sus organizadores como «el foro político más importante del mundo», este evento, habitualmente ligado a la extrema derecha del partido Republicano estadounidense, se ha transformado en un referente de los partidos «libertarios» a escala global. La variopinta lista de oradores incluye desde Bolsonaro hasta Lara Lea Trump -nuera del presidente electo- y desde Milei hasta el controvertido Daniel Parisini -más conocido en las redes como «Gordo Dan»-.

Justamente, el líder del autodeclaraddo «brazo armado» del sector que apoya a Milei, fue uno de quienes se refirió al tema explícitamente: «Bolsonaro AHORA MISMO por Ficha Limpia no puede ser candidato nunca más en Brasil porque la justicia de Lula lo condeno por una causa inventada», argumentó el ciber-dirigente, quien recordó que Lula quedó libre porque nueve de once jueces del Tribunal Supremo son están bajo su influencia.

Argumentos en la misma línea inundaron las cuentas de la militancia libertaria. Frases como «La ficha limpia consolidó el poder del PT», o «Imaginen un gobierno kuka con jueces kuka que le inventen una causa al Javo, ¿qué hacemos?» o «¿Cómo vas a tener ficha limpia en un país donde mucha proporción de la justicia es K y te inventan causas?».

Los reproches del PRO: dejan el camino despejado para las elecciones a Cristina Kirchner

A esta altura, y sobre todo tras la queja de Macri, quedó también instalado otro tema que podría llevar a la ruptura entre La Libertad Avanza y el macrismo: ¿hay realmente temor a eventuales usos indebidos de la Ficha Limpia por parte del kirchnerismo, o más bien lo que se esconde bajo esos argumentos es la intención de dejarle a Cristina Kirchner el camino despejado para que se postule en las legislativas del año próximo?

Ese es, en realidad, el punto que más se está escuchando en los reproches que, cada vez menos solapadamente, están haciendo desde el PRO hacia el sector de Milei. Y el razonamiento que impulsa esa acusación es que los estrategas de La Libertad Avanza creen que sus chances electorales aumentan si Cristina aparece como candidata.

Es un argumento que viene ganando fuerza desde hace tiempo: el propio gobierno parece celebrar cada vez que Cristina abandona su ostracismo y levanta el perfil con una carta o un discurso. Lejos de ignorarla, el gobierno adoptó la estrategia de contestarle a la ex mandataria, ya sea que el tema en debate sea la «economía bimonetaria», las diferencias entre Milei y Trump o las acusaciones de corrupción.

Como han constatado los encuestadores, en esas situaciones el gobierno mejora su nivel de aprobación en su propia base electoral, porque el temor a un regreso del kirchnerismo funciona como un factor de fidelización del voto, incluso entre aquellos que se manifiestan desconformes por la profundidad de la recesión económica.

De hecho, hasta la propia hostilidad mostrada por Milei hacia su vicepresidente Victoria Villarruel fue interpretada en el ámbito político como un mensaje indirecto hacia el macrismo, en el sentido de que, lejos de buscar acuerdos hacia el centro del espectro político, el gobierno preferiría afirmar su identidad para disminuir la dependencia de sus aliados.

Pero, sobre todo, la principal sospecha del macrismo surgió por la insistencia del gobierno en la postulación del controvertido juez Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema. Es uno de los pocos temas donde ha habido una coincidencia entre mileístas y kirchneristas en el Congreso, y ese hecho abonó la tesis de que, lejos de querer ver a Cristina presa, Milei prefiere verla sentada en una banca de diputada.

La paradoja en este debate es que la propia Cristina ha dado argumentos en el sentido de que no solamente los dirigentes de sectores izquierdistas o «populares» pueden ser víctimas de persecución con el «lawfare». En su última exposición al respecto, también incluyó al mismísimo Donald Trump -que tiene cuatro causas judiciales y ya fue condenado en una por falsificación de registros contables- como una víctima de intento de proscripción judicial.

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