Nada hacía prever que el esperado desquite entre el bonaerense Fernando “Pumita” Martínez, campeón mundial Supermosca (AMB), y el desafiante japonés Kazuto Ioka, ex cuádruple titular ecuménico en cuatro categorías diferentes, previsto para este martes 31 en el gimnasio comunal de Ota-City, en las afueras de Tokio, a las 7.30 de nuestro país, con televisación de ESPN, tuviese una vigilia llena de dudas, de diagnósticos confusos envueltos en silencios y de sospechas por doquier.
Tras una productiva concentración en Kendall, Florida, Martínez, de 33 años y su equipo arribaron el 18 de diciembre a la sede del match. Todo marchaba a la perfección y la expectativa general crecía constantemente, corroborando un gran interés del público, justificado en el gran combate anterior que Martínez ganó por puntos y en modo brillante el 7 de julio último en tierras del “Sol Naciente”.
Sin embargo, a comienzos de semana, un incipiente estado febril del argentino –originado quizás por el brusco cambio de temperatura de un continente a otro- encendió todas las alarmas. Incluida la posibilidad de cancelar el combate.
Fue imposible comunicarse telefónicamente con Rodrigo Calabrese, entrenador y vocero del campeón. Algo poco común en él. No obstante, LA NACION se contactó con altos dirigentes de la AMB, que anticiparon: “Es cierto que el Pumita fue chequeado en un hospital por un cuadro febril leve. Nada importante. Ante esto, su equipo pidió postergar la pelea; incluso se rumoreó hasta una discusión por plata ante este contratiempo. El clima se tensó y deberemos esperar el pesaje. No podemos agregar nada más”.
Resulta inadmisible que la introducción al comentario de la pelea más esperada por los argentinos deba comenzar con este tipo de conjeturas y deducciones que lleva a replantearse sobre la situación corporal del “pibe de La Boca”.
Un combate difícil
Si bien Martínez se impuso con claridad en el match anterior, la calidad y el nivel expuestos por Ioka, mas allá de la derrota, ameritan un cuidado absoluto. A los 35 años, tras acumular mucho castigo del argentino, volvió rápidamente a escena solicitando esta revancha. Lleva 11 temporadas en el profesionalismo, con evolución en sus conquistas internacionales desde los 48,900 kg a los 52,100 kg. Su récord es de 31 victorias (16 por KO), 3 derrotas y un empate. Efectuó 26 cotejos mundialistas, una cifra extraordinaria para estos tiempos.
Martínez, con una carrera legítima de 33 peleas, con 27 éxitos (11 KO) y 6 derrotas, gestó un desempeño extraordinario en su triunfo reciente sobre Ioka, sobre la base de ritmo ofensivo, puntería y variedad de lanzamientos con una sincronización admirable entre los envíos a la cabeza y al cuerpo que –graníticamente- asimiló el púgil asiático.
¿Causó mella en Ioka este sacrificio físico en el ring? Creemos que sí. ¿Qué tiene para preocupar al “Pumita”? Los golpes al cuerpo, lanzados a la perfección por el japonés. Certeros y dañinos, como su mejor herramienta combativa. Para evitarlos y bloquearlos, Martínez “guanteó” muchos rounds con el nicaragüense Félix Alvarado, un especialista en estos lanzamientos, en Kendall. “Subimos la guardia y tapamos esos tiros”, contó Calabrese diez días atrás.
El veterano estadounidense Jack Reiss, quién dirigió al “Pumita” en su pelea consagratoria ante el filipino Jerwin Ancajas, el 26 de febrero de 2022, en Las Vegas, será el arbitro del cotejo de doce rounds.
El desquite promete ser tan bueno como el anterior. Queda condicionado a la entereza física con la que Martínez llegue al match y el modo en el cual superó su inesperado estado febril. Necesita una integridad del 100% en su “máquina de pelea” para no dejar dudas y superar también la ley del local y el visitante. En todo esto estarán las claves de su cuarta exposición del título mundial. Ahora, llena de suspensos y de misterios. Por eso, no sería para nada sorpresivo si, en el pesaje de las próximas horas, ocurre algo que nadie tiene en sus planes.
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