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El mayor laboratorio público donde se analiza la seguridad de los juguetes está en Galicia: Nuestra obsesión es que no tengan piezas pequeñas

Natalia Crespo, directora del Laboratorio de Consumo de Galicia. (Cedida a Infobae)

Para muchas personas la Navidad es la época más hogareña del año, pero para otras se convierte en un periodo especialmente frenético en el trabajo. Así ocurre estos días en el Laboratorio de Consumo de Galicia, un centro en el que se realizan los análisis y ensayos sobre productos industriales no alimenticios presentes en el mercado con el fin de evaluar que cumplen con los criterios de calidad y seguridad. Entre los artículos que analizan figuran productos electrónicos, pequeños electrodomésticos, textiles, material escolar y juguetes. De ahí que el pico de trabajo se produzca en Navidad.

Uno de los mayores peligros que suelen encontrar en los juguetes analizados son las bolsas de plástico en las que vienen empaquetados, sobre todo cuando son muy finas, ya que un niño pequeño podría asfixiarse rápidamente, explica a Infobae España Natalia Crespo, directora del Laboratorio de Consumo de Galicia, el único oficial público en la materia que cuenta con la acreditación ENAC, el organismo que evalúa la competencia técnica para la certificación e inspección.

En la campaña de Navidad, en concreto, se centran en analizar juguetes para menores de 36 meses, de forma que no pueden contener piezas de menos de 3 centímetros de diámetro y de 6 centímetros de largo para evitar atragantamientos o asfixia. “Nuestra obsesión es que los juguetes para los niños menores de 3 años no tengan piezas pequeñas porque cualquier juguete se puede romper si le dan un golpe o si lo muerden”, añade Crespo. Después hay juguetes que contienen imanes, proyectiles o ventosas que “tienen especificaciones muy estrictas”, además de que también resultan peligrosas las reacciones a los productos químicos.

En este centro también analizan si los juguetes son inflamables o si el plástico se deforma y lo hacen en función de unas normas tanto europeas como españolas que indican qué parámetros hay que medir para garantizar que un juguete es seguro, “partiendo de la base de que la responsabilidad siempre recae en quien pone el artículo en el mercado y, por tanto, debe asegurar que es seguro antes de lanzarlo mediante procedimientos de análisis y elaboración de documentos técnicos”. “Nosotros lo que hacemos es una revisión”, explica Crespo, es decir, verifican que lo que está en el mercado cumple y, pese a todo, asegura se encuentran con numerosos incumplimientos, sobre todo en productos que se venden online.

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En función de las características de cada juguete, se aplican diferentes ensayos, si bien en este laboratorio suelen realizar al menos una decena por cada uno, lo que también incluye analizar el etiquetado. “Insistimos mucho en que el etiquetado es fundamental, primero para verificar que el juguete tiene un responsable, con nombre y dirección, pero también porque deben figurar una serie de advertencias que a veces obviamos y que son fundamentales. En ellas insistimos en no comprar juguetes de mayores para niños pequeños, porque aunque nos parezca que nuestros hijos son muy listos, son productos que al final tienen riesgos”.

La normativa de la Unión Europea sobre la seguridad de los juguetes es una de las más estrictas del mundo. Su objetivo es proteger a los menores y facilitar al mismo tiempo la libre circulación de juguetes en el mercado único, por lo que antes de que el producto esté en el mercado, los fabricantes deben efectuar evaluaciones de la seguridad frente a riesgos químicos, físicos y mecánicos, de inflamabilidad, higiénicos y radiactivos. Además, la Comisión Europea ha propuesto reforzar la seguridad de forma que todos los juguetes dispongan de un pasaporte digital, que incluiría información sobre el cumplimiento de las normas del bloque.

Una vez que los juguetes cumplen la normativa de la UE, indica Crespo, “debe haber un informe de un laboratorio que lo acredite y se le añade el marcado CE, que es lo que vemos en los etiquetados”. “Aun así, nosotros seguimos insistiendo y verificando que ese marcado CE no se ha puesto al tuntún y que realmente este juguete es seguro”. A lo largo de 2023, el Laboratorio de Consumo de Galicia retiró 91 productos, de los que un 20% fueron juguetes.

Cuando se detecta un incumplimiento en un juguete, el laboratorio realiza una evaluación de riesgos para determinar la gravedad y, si efectivamente es grave, se inicia un expediente administrativo para la retirada del producto del mercado. “Cuando nosotros encontramos un producto con riesgo grave, se le comunica a todas las comunidades autónomas a través de una plataforma que tenemos. Además, como hemos tomado la muestra, conocemos quién es el responsable del producto y le pedimos la lista de todos aquellos establecimientos donde se ha vendido para proceder a su retirada inmediata del mercado”, explica Crespo, quien asegura que, en general y gracias a esa exhaustiva normativa, la calidad de los juguetes en España “es buena”, por lo que apenas ocurren accidentes.

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