En España, la dificultad del acceso a la vivienda ya está afectando tanto a las grandes ciudades como a las zonas más rurales. En este contexto, algunas familias están optando por alternativas creativas para poder construir un hogar, formar una familia y desarrollar sus vidas de manera independiente.
Tal y como han enseñado en el programa Espejo Público de Antena 3, una pareja joven de Cabañas de la Sagra, en la provincia de Toledo, ha decidido construir su casa utilizando contenedores marítimos, una solución que consideran más asequible frente a los altos precios del mercado inmobiliario.
Marías, técnico de ascensores, y su esposa Eva, cajera en un supermercado, representan la situación a la que se enfrentan muchas familias por las complicaciones actuales para acceder a una vivienda digna. Con dos hijas pequeñas, la pareja se ha visto obligada a regresar a la casa de los padres de Eva debido a la falta de opciones de alquiler y los elevados precios de compra en su localidad. En la zona apenas hay viviendas disponibles para alquilar, y las pocas que existen tienen precios prohibitivos. Comprar una casa tampoco es una opción viable, ya que los precios rondan los 180.000 euros, una cifra inalcanzable para ellos.
Ante esta situación, Matías y Eva han encontrado una alternativa innovadora: construir su propia casa a partir de cuatro contenedores marítimos. El proyecto, que se está llevando a cabo en una parcela ubicada detrás de la casa de los padres de Eva, contempla una vivienda de 120 metros cuadrados, distribuidos en dos plantas. La pareja ha asegurado que todo el proceso es completamente legal, con un proyecto arquitectónico aprobado y la correspondiente licencia municipal: “Todo legal, con licencia municipal”, han asegurado.
Cada fin de semana, Matías y Eva dedican su tiempo libre a avanzar en las obras, que incluyen el aislamiento de los contenedores para protegerlos de las altas temperaturas de la región. Y es que el coste total de la construcción se estima en unos 70.000 euros, una cifra muy por debajo del precio de una vivienda convencional de esas características en el pueblo. Eva ya visualiza cómo será su hogar: el espacio para la escalera, el baño y la cocina están claramente definidos en su mente, aunque para otros solo sean “cuatro latas”.
El caso de Matías y Eva no es aislado. Según el programa mencionado, el uso de contenedores marítimos, remolques y casetas de obra como viviendas está ganando popularidad en España, especialmente entre quienes buscan soluciones económicas y rápidas ante la crisis habitacional. José Antonio, un emprendedor que se dedica a habilitar este tipo de estructuras, ha explicado que ha encontrado un nicho de mercado en este sector.
José Antonio ha mostrado un ejemplo concreto: la caja frigorífica de un camión que ha sido transformada en un apartamento de 20 metros cuadrados. Este espacio, que ya ha sido vendido por 15.000 euros, no cuenta con una cédula de habitabilidad, lo que impide que sea registrado como vivienda principal. Sin embargo, según ha explicado, muchas personas lo utilizan como casa de invitados en terrenos donde ya existe una vivienda con acceso a servicios básicos como agua y electricidad.
Otro caso destacado es el de la hermana de Fernando, quien vive en un remolque de camión siniestrado que ha sido adaptado como vivienda. Este remolque está ubicado en una parcela urbanizada y su interior está tan bien acondicionado que resulta difícil imaginar que alguna vez fue parte de un vehículo de carga.
La situación de Matías y Eva pone de manifiesto que la crisis de vivienda no se limita a las grandes ciudades. El abuelo de la familia, Miguel, ha expresado su opinión sobre la convivencia intergeneracional que ha surgido como consecuencia de esta problemática. Así, Miguel fue tajante al afirmar que no recomendaría esta situación a ningún jubilado.