Las semanas se amontonan para construir un lapso enorme de ese encierro. Más allá de la decisión voluntaria de recluirse de la vida real, los participantes de Gran Hermano padecen las secuelas de ese aislamiento profundo, y total, del exterior a más de tres meses del inicio de esta temporada.
Martina Pereyra se convierte en un caso paradigmático de las implicancias emocionales, de los coletazos de este experimento social televisado las veinticuatro horas, dado que su abuela falleció hace un mes y nadie la anotició de ese triste desenlace de su ser amado.
La polémica explotó en torno a este caso, con los debates sobre la metodología que debería ejecutar la producción. Así como sus familiares quedaron en el ojo de la tormenta de los análisis, aunque declararon que tomaron la decisión de no contarle por su supuesto bien.
Durante la gala del miércoles, la blonda volvió a referirse a su abuela en el momento que se dirigía al confesionario a nominar. “Un saludo para mi mamita que la extraño mucho, a mi papi, a mis hermanas, Delfi y Martian, las amo y las extraño”, empezó.
ESTALLARON LAS CRÍTICAS CONTRA GRAN HERMANO POR EL SALUDO DE MARTINA A SU ABUELA
Y luego, Pereyra nombró específicamente a su familiar: “Un saludo para mis sobrinos, para mi abuelita, para mis primos, para mis tíos y para todos. ¡No saben lo que los extraño! Demasiado. También un saludo a mis amigas. Un besito”. Esa situación provocó la reacción de los fanáticos del reality.
Así se acumularon comentarios contra Gran Hermano como: «Sigue nombrando a su abuelita, la familia es siniestra, “Pobre piba”, “Que familia rara, queda como una tonta saludando a su abuela muerta”, “Cuando esta chica todo lo mal que le hicieron”, “A su familia ni le importa, si se vive desmayando por ansiedad y no hacen nada”, “Ojala pueda superar lo de su abuela cuando salga”, “Me parece un montón de parte de la familia”, “Qué rabia que la familia no le haya avisado, que triste”.