La Policía de Río Negro atraviesa un nuevo escándalo institucional tras conocerse que un alto mando fue apartado de sus funciones por presuntas irregularidades de gravedad. Se trata del comisario Fernando Ceferino Ruarte, quien cumplía funciones como segundo jefe en la Comisaría 47 del barrio JJ Gómez, en General Roca, y ahora enfrenta una investigación por la supuesta venta ilegal de elementos secuestrados en operativos judiciales.
Según lo informado por la propia Jefatura, Ruarte fue suspendido de manera inmediata y pasado a disponibilidad mientras avanza un sumario administrativo en su contra. Entre las pruebas que analiza la fiscalía se encuentra la comercialización de al menos 22 baterías que habían sido incautadas durante un procedimiento con intervención judicial en la ciudad de Choele Choel.
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La medida busca asegurar la transparencia del proceso y evitar cualquier intento de entorpecimiento. Pero eso no es todo: también se lo investiga por maltrato laboral, tras una denuncia realizada por un Oficial Principal que prestaba servicios bajo su mando. Este nuevo capítulo pone en el foco el clima interno dentro de algunas unidades policiales.
El caso no solo se investiga en el plano administrativo. La Fiscalía ya inició una causa penal contra el comisario por encubrimiento agravado e incumplimiento de los deberes de funcionario público, lo que podría derivar en sanciones aún más severas, incluida la inhabilitación para ejercer cargos públicos.
El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, fue categórico al referirse al tema. “Seremos implacables con quienes usen un cargo público para beneficio personal. No vamos a permitir que se deshonre el uniforme de la Policía de Río Negro”, afirmó en un comunicado oficial. Recalcó que toda la fuerza debe actuar conforme a la ley y que cualquier desvío de conducta será sancionado con firmeza.