En la Argentina actual, donde la inflación parece desacelerar en los informes oficiales pero la vida cotidiana sigue siendo una carrera de obstáculos para la mayoría, una empanada puede convertirse en símbolo de resistencia.
El sábado 24 de mayo, en la mesa de Mirtha Legrand, Ricardo Darín lanzó una frase que, sin proponérselo, desató una tormenta política y mediática: “Una docena de empanadas vale 48.000 pesos”. La cifra, pronunciada con tono de indignación, pretendía ilustrar el desfasaje entre los discursos oficiales y la realidad palpable de los argentinos. Y el comentario no cayó en saco roto.
Explosión. El ministro de Economía, Luis Caputo, no tardó en responder con dureza. En una entrevista televisiva, calificó las palabras de Darín como “una estupidez” y lo acusó de querer “hacerse el nacional y popular”. “Todo bien si puede comprar empanadas en Mi Gusto o Don Julio, pero las empanadas no valen eso, Ricardito”, ironizó el funcionario. Según Caputo, una docena cuesta alrededor de 16.000 pesos.
La polémica escaló rápidamente. En redes sociales, simpatizantes del Gobierno libertario se sumaron a las críticas, y el propio presidente Javier Milei compartió algunos de los memes que ridiculizaban al actor. Darín, lejos de amedrentarse, respondió: “Que los precios están elevadísimos es una realidad. No es discutible. Tampoco te podés hacer el tonto y mirar para otro lado”. Además, lamentó el tono ofensivo de Caputo: “No me parece que esté bien que un funcionario público me trate de estúpido”.
El debate sobre el precio de las empanadas puso en evidencia la disparidad de precios en el país. Según el Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires, una docena costaba en abril un promedio de 22.010 pesos, con opciones que van desde $12 mil hasta $25 mil, dependiendo del barrio y la calidad del producto. En el último año, el precio de las empanadas aumentó un 80 por ciento superando la inflación general de alimentos, que fue del 39,4%.
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El propietario de la cadena Mi Gusto, Pablo Lemos, confirmó que la docena gourmet puede llegar a ese valor porque son empanadas grandes, con ingredientes seleccionados y elaboración artesanal. “Son empanadas premium, pero no exclusivas. Hay otras opciones más accesibles”, aclaró. El punto es que, aunque no sean la media, son reales. Existen. Y Darín las pagó.
Más allá de la anécdota gastronómica, el episodio revela una tensión latente en la sociedad argentina, la dificultad de expresar opiniones críticas sin ser objeto de ataques. La Asociación Argentina de Actores expresó su solidaridad con Darín y repudió las agresiones en su contra, advirtiendo sobre un clima de intolerancia que busca silenciar voces disidentes.
En este contexto, el protagonista de “El secreto de sus ojos” emerge como una figura que, sin proponérselo, canaliza el malestar de muchos argentinos. Su comentario sobre las empanadas fue una crítica al Gobierno, una observación sobre la realidad económica que afecta a millones. Pero en tiempos donde la sensibilidad política está a flor de piel, incluso una empanada puede convertirse en un acto de resistencia. La polémica también generó una ola de memes en redes sociales, donde se ironizaba sobre las empanadas “de oro” de Darín y se lo comparaba con personajes de ficción. Lejos de desanimarse, el actor tomó con humor las burlas y reiteró su compromiso con la verdad: “No hay que fogonear cosas que no ayudan a la unión”.
Vale recordar que en enero de 2013, el actor, desató una tormenta política al cuestionar, en una entrevista con la revista Brando, la fortuna de los Kirchner. «Yo quisiera que alguien me explicara el tema de su crecimiento patrimonial. ¿Cómo no se les cae la cara de vergüenza? ¿Cómo puede ser?», cuestionó. Y la respuesta de Cristina Fernández no se hizo esperar. A través de una carta publicada en Facebook, la por entonces Presidenta defendió la legalidad de su patrimonio y le recordó al actor la causa judicial de 1991 por contrabando de una camioneta, de la cual el actor al final había resultado sobreseído.
Este cruce evidenció la tensión entre el oficialismo y figuras de la cultura y del espectáculo argentino que se hicieron eco de las palabras del actor para mostrar su disconformidad. NOTICIAS capturó el momento con su portada titulada “La decadencia del relato K”, donde Darín aparecía en una imagen que evocaba un vía crucis, simbolizando la persecución a voces disidentes.
En definitiva, el episodio de las empanadas revela una Argentina donde la economía y la política se entrelazan en cada aspecto de la vida cotidiana, y donde la libertad de expresión sigue siendo un valor que hay que defender, incluso cuando se trata del precio de una empanada.