En un contexto global de creciente inestabilidad, fragmentación geopolítica y multiplicación de conflictos armados, el Instituto para la Economía y la Paz (IEP, por sus siglas en inglés) publicó en junio su nueva edición del Índice de Paz Global (GPI, por su nombre en inglés), correspondiente a 2025. El informe, que analiza 163 Estados y territorios soberanos e incluye al 99,7% de la población mundial, reveló que la paz global retrocedió por sexto año consecutivo, con un deterioro promedio del 0,36% respecto al año anterior. Se trata del decimotercer retroceso en los últimos 17 años.
El GPI evalúa el nivel de paz en cada país a través de 23 indicadores cuantitativos y cualitativos, agrupados en tres grandes dimensiones: Seguridad y Protección Social, Conflictos Internos y Externos, y Militarización. Entre los factores que mide se encuentran la tasa de homicidios, el número de conflictos activos, las muertes por violencia política, el gasto militar en relación al PBI, el número de refugiados e internos desplazados, el acceso a armas, la percepción de criminalidad y la participación en conflictos fuera del territorio nacional.
A pesar del retroceso global, 74 países mejoraron su puntaje en el índice, mientras que 87 registraron un deterioro. Otros dos permanecieron sin cambios. En términos históricos, 97 países son hoy menos pacíficos que en 2008, cuando se lanzó la primera edición del GPI. Solo 66 mejoraron desde entonces.
La edición 2025 también subraya que los principales factores que anticipan grandes conflictos —como tensiones entre Estados, militarización y fragmentación política— se encuentran en sus niveles más altos desde la Segunda Guerra Mundial.
Por decimoséptimo año consecutivo, Islandia fue clasificada como el país más pacífico del mundo, con una puntuación de 1095. Completan el top 10 Irlanda (2°), Nueva Zelanda (3°), Austria (4°), Suiza (5°), Singapur (6°), Portugal (7°), Dinamarca (8°), Eslovenia (9°) y Finlandia (10°).
La mayoría de estos países han mantenido posiciones destacadas en el índice desde su creación, y comparten una característica común: altos niveles de lo que el IEP denomina Paz Positiva, es decir, las condiciones estructurales que sostienen sociedades pacíficas, como una gobernanza efectiva, baja corrupción, fuerte capital social, prensa libre y justicia imparcial.
En el otro extremo, el informe identificó a Rusia como el país menos pacífico del mundo, desplazando por primera vez a Afganistán del último lugar. Rusia quedó en la posición 163, afectada principalmente por su participación en conflictos externos, su gasto militar, el uso de armamento pesado y un aumento en la violencia interna tras los ataques en Kursk de agosto de 2024.
Le siguen en los últimos lugares Ucrania (162), Sudán (161), República Democrática del Congo (160), Yemen (159), Siria (158), Afganistán (158) y Somalia (151). El informe destaca que en 2024 17 países registraron más de 1000 muertes por conflictos internos, el número más alto desde 1999. Otros dieciocho países superaron los 100 fallecidos en ese mismo período.
En total, hay actualmente 59 conflictos estatales activos, la cifra más alta desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La tendencia muestra además que las guerras duran más y se resuelven con menos frecuencia: mientras que en la década de 1970 el 49% de los conflictos se resolvía con una victoria clara, hoy ese porcentaje cayó al 9%. Solo el 4% se resuelve mediante acuerdos de paz, cuando en los años setenta ese número alcanzaba el 23%.
El GPI también advierte sobre la internacionalización de los conflictos: 78 países participaron en guerras fuera de sus fronteras en los últimos cinco años, frente a 59 en 2008. Estados Unidos, Irán, Francia, Nigeria y Turquía figuran entre los países más involucrados en conflictos ajenos.
En el marco general de deterioro, América del Sur fue la única región del mundo que registró una mejora en sus niveles de paz en 2025, con un avance promedio del 0,59%. De los 11 países analizados, ocho mejoraron su puntuación. Las mejoras se dieron especialmente en los dominios de Seguridad y Protección Social y Militarización, gracias a la reducción de protestas violentas, mejoras en la estabilidad política y una caída general de los conflictos internos.
La Argentina se ubicó como el país más pacífico de América del Sur y ocupó el puesto 46 a nivel global, con una puntuación de 1768. Subió cinco posiciones en el ranking respecto al año anterior y mejoró su nivel de paz en un 3,8%.
El único indicador que se deterioró fue el financiamiento a operaciones de paz de la ONU. El informe destaca que, pese a las medidas de ajuste aplicadas por el gobierno de Javier Milei, no se produjeron estallidos sociales ni protestas masivas, lo que contribuyó a contener la inestabilidad política. También resalta una baja en la percepción de criminalidad, en las tasas de homicidios y en las manifestaciones violentas.
Uruguay ocupó el segundo lugar en la región, en el puesto 48 del ranking global, mientras que Chile se ubicó en el puesto 62. Le siguieron Paraguay (75), Perú (96), Guyana (106), Ecuador (129), Brasil (130), Venezuela (139) y Colombia (140). Solo tres países sudamericanos registraron retrocesos: Bolivia, Ecuador y Venezuela.
Perú fue el país que más mejoró dentro de Sudamérica, con un avance del 4,4% en su nivel de paz, y una fuerte caída en el dominio de conflictos internos. El informe señala que, a diferencia de 2022 y 2023, no hubo grandes protestas pidiendo la renuncia del gobierno, y se fortalecieron las reformas institucionales y la recuperación económica.
En el otro extremo, Colombia fue por quinto año consecutivo el país menos pacífico de la región, debido a sus altos niveles de homicidios, desplazamientos forzados y una creciente cifra de muertos por conflictos internos: de 434 en 2023 a 933 en 2024. Venezuela también se ubicó entre los peores puestos del continente y fue el país sudamericano que más retrocedió en todas las dimensiones del índice.
De los 23 indicadores del índice, 13 se deterioraron, ocho mejoraron y dos permanecieron sin cambios. Los principales retrocesos se dieron en conflictos externos activos, muertes por conflictos internos, gasto militar y importación de armas. Por el contrario, las mejoras más notables se registraron en percepción de criminalidad, manifestaciones violentas y tasa de homicidios, lo que permitió una ligera mejora en el dominio de Seguridad y Protección Social, el único que mostró avance entre las tres dimensiones del índice.
El deterioro fue especialmente fuerte en el dominio de Conflictos Internos y Externos, que cayó 1,3% en promedio. En ese apartado, 46 países vieron un aumento en su participación en conflictos externos. El dominio de Militarización también empeoró, con 86 países aumentando su gasto militar relativo. En total, 84 países incrementaron su gasto en defensa como porcentaje del PBI, lo que representa la tercera mayor alza desde 2008.
El costo económico de la violencia también fue objeto de análisis. El informe estima que en 2024, la violencia costó 19,97 billones de dólares (PPP), equivalentes al 11,6% del producto bruto mundial o 2.455 dólares por persona. El gasto militar y en seguridad interna representa el 74% de esa suma. La inversión en operaciones de paz y prevención de conflictos, en contraste, fue de solo 47.200 millones de dólares, es decir, apenas el 0,52% del gasto militar global.
En cuanto al comercio mundial, se estancó en torno al 60% del PBI global, mientras que las prácticas comerciales restrictivas casi se triplicaron desde 2019. El informe subraya que la fragmentación geopolítica alcanzó niveles superiores a los de la Guerra Fría, y que la cantidad de países con influencia significativa en otros ha pasado de 6 en los años 70 a 34 en la actualidad.
El IEP concluye que el mundo se aproxima a un punto de inflexión: con un creciente número de conflictos, aumento del gasto militar y un orden internacional fragmentado, las condiciones están dadas para la aparición de enfrentamientos de mayor escala y consecuencias económicas devastadoras.
En este contexto, el concepto de Paz Positiva cobra relevancia: se trata de las actitudes, instituciones y estructuras que permiten que las sociedades prosperen en paz. El informe señala que, aunque la Paz Positiva mejoró durante más de una década, desde 2019 viene en retroceso en casi todas las regiones, incluyendo América del Norte y Europa.
América del Sur, con la Argentina a la cabeza, aparece como una excepción parcial dentro del deterioro generalizado. Pero el informe advierte: sin una inversión sostenida en justicia, cohesión social y desarrollo, incluso los avances observados pueden ser frágiles. La paz, concluye el documento, no es solo la ausencia de guerra, sino una construcción activa que requiere voluntad política, recursos y participación ciudadana.