En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), Osvaldo Giordano, exministro de Finanzas de Córdoba, explicó cómo la continuidad entre los gobernadores Juan Schiaretti y José Manuel de la Sota llevó a significativas reformas fiscales y previsionales en la provincia. Además, llamó al Gobierno nacional a acordar reformas con las provincias.
Osvaldo Giordano es presidente del Instituto sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana de la Fundación Mediterránea (IERAL) desde 2024. Sucedió directamente a Carlos Melconian. Fue director ejecutivo de la ANSES por un breve período entre 2023 y 2024. Fue el ministro de Finanzas de la provincia de Córdoba, del “milagro del cordobesismo”, entre 2015 y 2023. También fue funcionario del ministerio de Economía de la Nación en los años noventa, durante el gobierno de Carlos Menem.
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De curiosidad chismosa: en los años noventa, cuando fuiste funcionario del gobierno nacional, ¿fue junto con el Gringo Schiaretti? Es decir, en el momento que el Gringo Schiaretti era funcionario.
Sí. No trabajé directamente con el Gringo porque él estaba en el área de Industria y yo estuve más en temas laborales. Por ejemplo, estuve a cargo del armado del Sistema de Riesgos del Trabajo. Pero sí, formamos parte del mismo equipo de Domingo Cavallo.
Schiaretti aparecerá hoy por primera vez después de mucho tiempo a nivel nacional y dará una charla en La Plata junto con Manes, en lo que parece indicar un lanzamiento electoral de cara a 2027 de una especie de nuevo centro intenso. ¿Hay un cordobesismo en materia económica?
Creo que hay diferencias de una cierta continuidad en política y en la alternancia de Schiaretti y De la Sota en algunas cuestiones fiscales de orden. Yo creo que lo más importante para un gobierno provincial es un control y una moderación en materia de recursos humanos. Si uno ve por ejemplo la estadística de la cantidad de empleos públicos por habitante en Córdoba, es la provincia que menos empleo público tiene. Eso genera un margen que le ha permitido a la provincia tener un nivel de inversión más alto que el resto.
Por ahí a muchos les sorprenden, por ejemplo, las obras viales en Córdoba, pero también hay otras que no se ven tanto, como gasoductos y otro tipo de obras que son importantes desde el punto de vista del desarrollo de la provincia. Ahora, Córdoba está dentro de la Argentina y padece todas las consecuencias de estar en la Argentina, en términos de las dificultades que genera el contexto que se vive.
Mencionás el tema de la menor cantidad de empleados públicos. Eso también tiene que ver con el poder del sector privado. Córdoba representa 8% del Producto Bruto. Santa Fe también. Más allá de que no hubo en Santa Fe la continuidad de De la Sota-Schiaretti-Llaryora que sí hubo en Córdoba, mientras que en Santa Fe hubo alternancia de distintos partidos políticos, ¿hay algún punto de contacto entre el cordobesismo y Santa Fe? El propio Schiaretti terminó siendo también el candidato que prefirió lo que pudiéramos decir el pan-socialismo o pan-radicalismo que quedó en Santa Fe. ¿Hay una cuestión geográfica, geopolítica, de la manera de producir de esa zona centro que explica también una especie de ideología económica más seria y más privada?
Yo creo que sí. Son provincias de tamaños parecidos y de estructuras productivas parecidas, con un agro muy influyente. Santa Fe tiene la ventaja del río, del puerto, que para Córdoba es una traba. Pero hay un entramado productivo muy parecido, muy dinámico, que condiciona el funcionamiento de la política. Creo que explica por qué le va mejor que a otras regiones. En Córdoba si ha habido una continuidad que permitió mejorar resultados. Por ejemplo, si uno ve los resultados fiscales, Santa Fe ha tenido más vaivenes. Sobre la cuestión previsional, Córdoba hizo modificaciones a principio de siglo, previendo los problemas que genera el desequilibrio con el Gobierno nacional.
Entrevistamos al gobernador Ziliotto hace poquito y le mencionamos lo que había dicho un gobernador peronista muy cercano al presidente Milei, como el de Tucumán, Osvaldo Jaldo, que le advirtió al gobierno nacional que sin los gobernadores no iba a poder gobernar, y marcando que a los gobernadores los había unido la cuestión económica. ¿Creés que se está produciendo un cambio geopolítico federal en el cual los gobernadores empiezan a unirse para negociar en conjunto con el Gobierno, y que eso va a modificar el equilibrio que hasta ahora obtenía el Gobierno en el Congreso?
El planteo del rol que tienen las provincias en la agenda de reforma que tiene que hacer la Argentina, como el tema tributario, es que o lo arreglan juntos Nación y provincias, o no se arregla. Y te agregaría más. Cada provincia, a su vez, tiene que arreglarlo con los municipios. De lo contrario, no hay forma de arreglar este sistema, porque están todos los impuestos solapados. Si no hay una coordinación y un acuerdo sobre qué cobra cada uno y torturamos a los contribuyentes con impuestos desde los tres niveles de gobierno, como si fueran ciudadanos de distintos lugares, no tiene solución. Desde ese punto de vista, yo creo que es imprescindible recorrer ese camino, que a mi juicio estaba planteado ya hace un año en el Acta de Mayo.
Si uno ve el Acta de Mayo, en realidad el 90 % del acta implica algún involucramiento de los gobiernos provinciales. Por lo tanto, era muy positivo el hecho de que haya sido el Gobierno nacional con las provincias los que lo suscribieron. Lamentablemente, eso recién ahora se empezó a movilizar con la constitución del Consejo, pero creo que ese es el camino. El camino de que si tenemos problemas en lo tributario, en el régimen de coparticipación, en lo previsional y en infraestructura, tenemos que resolverlo de manera coordinada. No creo que la forma sea un conflicto permanente o de confrontación permanente, tratando de echarse culpas uno con otro, encontrar una solución. Y eso está relacionado con que somos un país federal, y que es distinto a Uruguay o a Chile, donde es el gobierno nacional el que decide y fija la directriz.
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Recientemente, la Fundación Pensar del PRO dio un balance en el que tenía distintos capítulos, uno de ellos era el económico, y que marcaba una serie de críticas respecto del avance general de la política económica nacional. ¿El IERAL también los produce? Si no los produce, me gustaría un balance de estos 18 meses de la economía de Milei.
Sí los producimos, y van en la línea un poco de lo que mencionaba. Destacamos los avances que se han logrado en materia de estabilización. Es decir, pasar de un país que estuvo coqueteando con la hiperinflación a un país donde, con fundamentos, aspiramos a tener una inflación normal y a tener estabilidad. Eso está fundado en un principio que el IERAL siempre defendió, desde su fundación hace 50 años, que es que es necesario tener un manejo prudente de las cuentas públicas, es decir, tener equilibrio fiscal.
Hasta ahí, yo creo que es todo positivo y que ha dado los resultados esperados. Fueron unos meses iniciales muy duros, pero luego la actividad económica y los ingresos se recuperaron de los niveles previos. El tema es que con eso no alcanza, porque Argentina es un país estancado desde hace décadas, con un largo ciclo de decadencia, y para salir de eso necesitamos reformas. Y allí, el panorama está abierto. Está la agenda puesta, pero hay poca claridad en relación a cómo se va a recorrer ese camino.
Advertimos que por allí se está sobredimensionando la importancia de las elecciones de octubre. Por decir que no se puede hacer nada hasta octubre, entramos en una parálisis, y se dice que después de octubre va a ser todo fácil. Nuestro planteo es que en realidad se pueden hacer cosas ahora, y que sería muy importante ir haciéndolas ahora. Por ejemplo, trabajar en el Consejo de Mayo. Y no hay que sobreestimar que después de octubre va a ser tan fácil la cosa, porque el Gobierno va a necesitar acuerdos a nivel del Congreso de la Nación, porque no va a tener mayorías como para imponer el proyecto, sino que va a tener que necesitar por lo menos parte de la oposición que lo apoye. Fundamentalmente, es imprescindible algún tipo de apoyo de las provincias, y los gobiernos provinciales van a ser los mismos después de octubre.
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