El 5 de julio de 2025 la Policía de Córdoba ingresó al departamento de Horacio Grasso, un expolicía que cumple prisión domiciliaria por el crimen de un niño ocurrido en 2007, y dio con un hallazgo macabro: un placard sellado con cemento que tenía un cadáver en su interior. Este viernes, la Justicia determinó que los restos pertenecen a Milagros Micaela Bastos, una joven de 22 años que estaba desaparecida desde agosto de 2024.
El Ministerio Público Fiscal provincial provincial informó que el cuerpo había sido encontrado por un grupo de albañiles que habían empezado a trabajar en el tercer piso del edificio ubicado en la calle Buenos Aires 315, en la capital cordobesa. En ese contexto, los obreros detectaron un olor nauseabundo y siguiendo el rastro dieron con el cadáver, que estaba en el mueble al que se accedía a través de una puerta precaria, tapiada con maderas.
Cadáver en el placar: identifican a la víctima e imputan a Horacio y Javier Grasso
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A partir de ese momento se abrió una investigación y, poco más de un mes después, se descubrió que se trataba de Micaela. La víctima era conocida por su círculo íntimo con el apodo de “Pitu”, tenía un niño pequeño y en el último tiempo estaba en situación de calle debido a un consumo problemático de drogas.
También se conoció que había sido abandonada por su madre biológica a los tres meses de vida pero tenía una familia de crianza. La joven había perdido relación con ellos, pero en algunas oportunidades se acercaba a ellos para ir a visitar a su hijo de 6 años. A partir de agosto del año pasado dejó de hacerlo, lo que disparó las alarmas al no poder identificarse su paradero.
“La criamos lo mejor que pudimos, le dimos amor, cariño, como a nuestros hijos. A los 12 años comenzó a irse de casa y la buscábamos, no se quedaba quieta”, expresó en declaraciones a El Doce TV su mamá de crianza, Mauricia, que también tiene otros siete hijos.
“Consumía desde chica y tampoco terminó sus estudios obligatorios”, lamentó al decir que aunque ella vivía en la calle le había insistido en que en su casa tenía un hogar y podía volver cuando quisiera si así lo quería.
Por otro lado, indicó que todo empeoró desde el suicidio de su pareja, padre de su hijo, ocurrido hace más de dos años. «Fue un golpe muy fuerte para ella y la llevó al fondo”, aseguró Mauricia. En ese sentido, cuando el contacto con su familia desapareció, empezaron a aparecer comunicaciones en redes sociales y grupos comunitarios para intentar ubicarla. La Fiscalía formalizó la búsqueda en diciembre pasado.
«Milagros Micaela Bastos, de 22 años de edad, fue vista por última vez en barrio Bajo Pueyrredón de Córdoba capital. Es de contextura delgada, mide 1,60, es de tez blanca, pelo corto color negro, ojos verdes. Tiene un piercing en el lado izquierdo de la nariz», dice una de las publicaciones de la cuenta Ni Una Menos Córdoba en la plataforma Instagram.
La identificación del cuerpo se logró ante la sospecha de que se trataba de que el cadáver encontrado en el departamento de Grasso sería el de un crimen ocurrido hace más de medio año, por lo que se comenzó con la búsqueda de personas que habían desaparecido en dicho periodo.
De este modo, un cotejo de ADN del cuerpo de la víctima y un familiar suyo determinaron que se trataba de Micaela. Apenas el Equipo de Antropología Forense comunicó la noticia, el fiscal José Bringas dispuso la imputación por homicidio contra el expolicía y su hermano, Javier Grasso, dueños del inmueble.
La investigación ahora está centrada en determinar cuáles fueron las circunstancias y el momento en que mataron a la víctima, y cuál era el vínculo entre Basto y el exintegrante de la fuerza cordobes.
Cadáver hallado en un placard: el caso de Horacio Grasso
Grasso es un exagente de la Policía de Córdoba que fue condenado por el crimen de Facundo Novillo Cancinos, un niño de seis años que falleció luego de recibir un disparo de FAL en la cabeza. El pequeño quedó en medio de una balacera entre bandas narco rivales en los barrios Colonia Lola y Miralta, el 27 de marzo de 2007.
Sentenciado en 2009, había sido exonerado de la fuerza policial luego de ser hallado responsable de un hecho de robo en un comercio. Al sumar los antecedentes penales se le estableció que cumpla 27 años de cárcel, y después de diez años se le permitió el beneficio de la prisión domiciliaria.
Esta medida tuvo lugar en 2019, mismo año en que agredió brutalmente a su madre después de una discusión y se fugó de la vivienda, lo que provocó que se le revocara el beneficio y regresara a una cárcel común. Recientemente se había optado por que regrese a la reclusión domiciliaria, esta vez con control mediante tobillera electrónica.
Cabe señalar que el macabro hallazgo por parte de los albañiles en el ropero porque en el último tiempo la nueva administración del edificio había detectado una pérdida de agua que, sospechaban, se había generado en el 3°B y causaba graves perjuicios a los pisos inferiores.
FP