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El caso del nene de 8 años asfixiado por su papá: su última foto, la cancha vacía y una carta de mamá

La cancha del club Los Lagartos de Banfield se siente vacía. Desde hace un mes falta Joaquín, un nene de ocho años que soñaba con ser futbolista. “Tenés que trabajar y esforzarte”, le decía Natalia, su mamá, quien le escribe y lo recuerda. Desde el 5 de agosto la vida de la mujer cambió. Hoy pide justicia por su hijo, quien fue asesinado por su propio padre en su casa de Lomas de Zamora.

Natalia Ciak (41) es la madre de Enzo Joaquín Ruffo, su único hijo. En la noche del lunes 4 de agosto la mujer se acostó en la cama del chico porque él estaba angustiado y le había pedido que al día siguiente no fuera a trabajar. Natalia es asesora bilingüe en una empresa multinacional.

Madre e hijo conversaron un buen rato. “Yo estoy orgullosa de vos”, le dijo a Joaquín. El nene pensaba que él tenía la culpa de todas las discusiones entre Natalia y su esposo, de quien estaba separada, pero vivía en la misma casa.

Joaquín Ruffo (8) quería ser futbolista. Era hincha de River y su ídolo era Julián Álvarez.

Son cosas de mamá y papá”, le respondió la mujer. Antes de que se durmiera, le dijo con una dulce voz: “Yo te deseé mucho”. Joaquín cerró los ojos, tranquilo, al lado de su mamá.

A la mañana siguiente, Natalia se levantó, se preparó para ir a trabajar y, antes de salir, entró a la habitación de su hijo. “Me acuerdo de esa mañana que estaba dormido, calentito, y le di un beso”, rememora la mujer, en diálogo con Clarín.

Ese es el último recuerdo de su hijo. Cuando volvió a su casa, a las pocas horas, encontró lo peor que un padre o una madre puede ver: a su hijo sin vida. Natalia tiene flashes de ese momento y de las horas posteriores. Recién regresó tres semanas después, donde entró a la habitación y sintió el aroma puro de Joaquín.

El mensaje que dejó la mamá de Joaquín Ruffo (8) en la casa del horror.

“Ese día no sospeché nada y me fui a trabajar. Siempre le mandaba un mensaje de ‘buenos días’ a Joaqui (al celular del padre) antes de que salga para el colegio, pero no me respondió. Al rato me responde (el hombre) una catarata de insultos. Había puesto su estado de WhatsApp insultándome. Yo pensé que se había llevado a Joaqui. Lo último que me escribió fue ‘te hice un café de cortesía’”, afirma Natalia, angustiada.

Quien le mandó esos mensajes era Alejandro Javier Ruffo (52), padre de su hijo y su ex pareja, con quien convivían, pero estaban separados de hecho. El hombre había comenzado terapia un mes y medio antes. También intentaron con un analista de familia, pero la sesión terminó a los gritos de parte de él.

Uno de los posteos de Alejandro Ruffo junto a su hijo.

Según fuentes judiciales, «no tenía antecedentes psiquiátricos», sino que «había un problema especial entre la pareja”.

“No imaginé que podría hacer una cosa así”, expresó Natalia, quien aseguró que todavía siente que su hijo se fue a un campamento, que no pasó, que cuesta aceptarlo. “Voy sintiendo que me derrumbo. Todos me dicen que soy valiente, que soy fuerte. Me siento muy perdida, era todo para él”, agrega.

Natalia repasa la última foto que le sacó a su hijo, dos días antes de que cambiara su vida: “A él no le gustaba que le sacara muchas fotos y yo le decía que lo lindo de las fotos es que inmortalizan momentos y le saqué la última foto el domingo 3 de agosto. Estaba desayunando y la luz le iluminaba las pecas”.

La última foto que le sacó Natalia Ciak (41) a su hijo Joaquín Ruffo (8), antes de que fuera asesinado por su papá.

La imagen describe a Joaquín a la perfección: sonriente, con los ojos bien abiertos y la mirada pícara de un nene de apenas ocho años. Tenía puesto un buzo de River Plate y su pulgar derecho hacia arriba, como señal de que estaba bien, contento.

La ausencia de un padre y lo que nadie imaginó

Alejandro Ruffo era preceptor del colegio trilingüe Westminster de Banfield, propiedad de su familia. Tiene una hija mayor a Joaquín, a la que solo veía dos veces al año. El vínculo entre el hombre y su hijo no era amoroso.

“Él (por su ex marido) me echaba la culpa de que no fomentaba el vínculo de entre ellos. No compartían ningún gusto o salida. No lo quería ni llevar a la cancha, se quejaba hasta del precio de las entradas. A Joaquín le daba miedo hasta decirle que un amigo venía a jugar a casa”, comenta la mujer.

Joaquín Ruffo (8), con su mamá, Natalia Ciak.

A un mes de la pérdida de su hijo, Natalia se pregunta por qué no vio lo que su ex marido podría llegar hacer. “Hoy veo que me manipulaba y que me trabajó psicológicamente durante años. Pase a ser el ideal de mujer a la que ‘la culpa es tuya’, ‘hacés todo mal’ y a denigrarme como mujer. Pensaba que era de su propiedad”, advierte.

“Me quería separar porque era todo una molestia, desde que vinieran amigas, que Joaquín jugara con una pelota dentro de casa o que viera televisión. Le molestaba hasta la complicidad que tenía yo con Joaqui”, señala Natalia.

En estas semanas ella no paró de pensar, de analizar situaciones que, hoy en día, cree que fueron alertas. “Joaquín estaba muy intranquilo, no quería dormir solo sino conmigo. Él (por su ex marido) nunca me manifestó nada. A veces me pregunto qué no vi. Trato de buscar respuestas en mi cabeza que no se si voy a encontrar”, sostiene.

“El único que podría haber visto algo era su terapeuta”, indica la mujer.

Joaquín Ruffo (8), con su mamá, Natalia Ciak.

Natalia aclara que Ruffo no sabía que ese día ella iba a dejar el hogar familiar ni que le había pedido a su hermana que la ayudara a buscar un departamento, como circuló en las primeras horas tras el hecho. El hombre sabía que Natalia se quería separar, que su relación era insostenible, según palabras de ella.

Lo que observó la Policía cuando entró a su casa de la calle Díaz Vélez y Loria, de Lomas de Zamora, fueron fotos de Natalia y su hijo tachadas con birome y rotas, en otro signo de odio de su ex esposo, que la mujer no vio porque, al momento de entrar a la casa, solo pensó en su hijo.

El hombre estaba tirado en el piso de la planta baja, agonizando, rodeado de un charco de sangre. Se había intentado matar con una cuchilla. Los mismos oficiales fueron quienes hallaron el cuerpo de Joaquín, en la habitación principal, acostado sobre la cama matrimonial. “Lo asfixió con una almohada”, dijo a Clarín una fuente vinculada al caso.

La huella que dejó Joaquín

“Joaqui era un nene que dejó una huella muy grande en quienes lo conocieron”. Natalia se emociona al recordar a su hijo. Siempre supo que él era fuerte, valiente y muy inteligente. “Ahora descubro también que era pura dulzura y bondad”, añade.

Los chicos de la categoría 2016 del club Los Lagartos de Banfield lo extrañan. “Su profesor el otro día me dijo que la cancha se siente vacía”, aseguró Natalia. También lo recuerdan sus compañeros del 3° grado del colegio French de Banfield. Muchos de ellos están con contención psicológica.

Joaquín Ruffo (8), con su mamá, Natalia Ciak.

A “Joaqui” le gustaban The Advengers. Dentro del grupo de superhéroes de Marvel, era fanático de Thor, el dios nórdico que utiliza un característico martillo. En el último tiempo, gracias a su madre, se vio toda la saga de La Guerra de las Galaxias (Star Wars). “Le encantaba la historia”, resume Natalia.

El sueño de Joaquín era ser futbolista, pero también era bueno en atletismo y en rugby, actividades que hacía en la escuela. “El profesor de gimnasia me dijo que entendía todas las reglas de los deportes, que era el mejor de la clase y que siempre ayudaba a los chicos que más les costaba”, remarca su madre.

Hincha de River, su ídolo era Julián Álvarez. Le llegó a enviar un mensaje privado a su Instagram para que le ponga un “me gusta” a una foto suya. También seguía los partidos de todas las ligas de Europa, en especial a los clubes como Barcelona (España), Roma (Italia) y Liverpool (Inglaterra).

La casa del horror. Foto Juano Tesone.

“Se conocía todos los jugadores. Jugábamos a decir el nombre de algún futbolista y con la letra que terminaba, mencionar a otro”, cuenta.

Natalia deja una reflexión sobre su hijo: “Joaquín vino a dejar su mejor versión en este mundo. Veo qué hizo en ocho cortos años”.

La causa por el homicidio

Ruffo estuvo internado más de 10 días. Intentó matarse con tres cuchillos, pero las zonas donde se autolesionó no eran vitales. Lo sabía porque había visto tutoriales sobre dónde apuñalarse, según la investigación que lleva adelante la fiscal Fabiana Juanatey, a cargo del Fiscalía de Violencia de Género de Lomas de Zamora.

El miércoles de esta semana la fiscal solicitó la prisión preventiva. El Juzgado de Garantías N° 8, a cargo del juez Gabriel Vitale, será el encargado de definir la situación procesal del imputado.

Lo acusan del homicidio agravado por el vínculo, por alevosía y por el propósito de causar sufrimiento a su cónyuge. La pena en expectativa es perpetua.

Está detenido en la Unidad Penal N° 34 del Servicio Penitenciario Bonaerense, en Melchor Romero.

Alejandro Ruffo y su hijo Joaquín, a quien asesinó en su casa de Lomas de Zamora.

Ruffo siempre se negó a declarar ante la fiscal. Solo se refirió a lo ocurrido una sola vez y ante un médico que fue a analizarlo para saber si estaba en condiciones de brindar indagatoria. Dijo que asfixió a su hijo para darle un mensaje a Natalia.

Hoy la madre de «Joaqui» sigue pidiendo justicia. En Instagram creó el perfil “Justicia por Joaco”, donde republica mensajes de familiares y de gente que conoció al niño.

«No te olvido, acordate que soy tu voz, siempre somos los dos«, le escribió Natalia a su pequeño hijo en una carta de puño y letra, a la que accedió Clarín. Sin dudas que así será.

Cada día que abro los ojos intento con mucha fuerza y esfuerzo entender qué pasó, cómo es que ya no estás, la falta, la pérdida de proyectos, de sueños, de más sonrisas, de más goles, más dibujos. Tu vida. ¿Cómo sería tu rostro de adolescente, de hombre?

Me decías: “Mamá voy a ser futbolista”. Que respondía a eso “esforzate, lo vas a lograr, vas a triunfar”. De repente, todo es arrebato, no más sueños, ¿qué hubieras elegido para ser de tu vida?, ¿hubieses logrado cumplirlo?. Tengo más preguntas que respuestas hoy.

La carta que le escribió la mamá de Joaquín Ruffo, el nene de 8 años asesinado por su papá en Lomas de Zamora.

Tu ausencia es más visible, pienso: “en unos días vuelve del campamento”, no acepto esto. ¿Por qué vos? ¿Por qué se metió con vos? Si al final del recorrido hacíamos y deshacíamos juntos los dos. Perdón por mi falta de coraje, quería hacer las cosas bien, que nos entendiéramos y fallé.

Me siento perdida, agosto quedó en stand by. Sin rumbo, rodeados de muchos que NOS quieren y apoyan, pero siento que tarde o temprano este limbo en el que vivo se derrumba. Sé mi ángel de la guarda, no me dejes caer.

Estoy en una terraza, a pleno sol, veo árboles, pájaros, el celeste del cielo, aviones que sobrevuelan, sé que dicen: los muertos nada saben, no quiero quedarme con eso, te quiero sentir, necesito creer en algo, en alguien, una mirada, una sonrisa, caricia, te materialices.

No te olvido, acordate soy tu voz, somos siempre los dos.

Por siempre, Mamá.

EMJ

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