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Editorial Primario: narrar, jugar y resignificar desde la Patagonia

En Comodoro Rivadavia, dos ilustradores y escritores entendieron que un libro podía ser mucho más que tinta sobre papel. Durante la pandemia, Santiago Kamerbeek y Agustín Huberty fundaron Primario, una editorial independiente que concibe cada obra como un universo expandido, donde la lectura se entrelaza con el juego, la imagen y la memoria.

Su catálogo es diverso: un decálogo de asesinos que homenajea al cine slasher, rezos a santos del apocalipsis inspirados en íconos de la cultura pop, haikus de terror diagramados al estilo japonés, relatos de fantasmas patagónicos convertidos en audiolibro, cuentos ilustrados y hasta un juego de rol narrativo en solitario ambientado en la ciudad petrolera.

Con humor, experimentación y un fuerte espíritu comunitario, Primario ha logrado tender puentes entre literatura, ilustración, cultura pop y memoria local. “El libro no puede ser pasivo: tiene que invitar a investigar, descubrir, apropiarse de la historia”, sostienen sus creadores en diálogo con El Patagónico, convencidos de que cada publicación debe funcionar como una experiencia irrepetible.

DE RIPIO A PRIMARIO

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La semilla de lo que hoy es Primario comenzó a germinar varios años antes de la pandemia, en el festival Banzai en el año 2015, el evento de cultura pop, animé y manga que ya es de culto, que por primera vez abrió un espacio para artistas locales. Allí coincidieron en la misma mesa Santiago Kamerbeek, Agustín Huberty y Emiliano Gunckel, quienes hasta entonces no se conocían personalmente. “Fue raro: de repente estábamos los tres compartiendo mesa, cada uno con sus dibujos, calcos, historietas caseras… y nos dimos cuenta de que había una energía común”, recuerdan Kamberbeek y Huberty.

De ese encuentro surgió Ripio (2015-2018), una revista de historietas comodorenses que alcanzó cuatro números y que rápidamente se convirtió en un espacio de experimentación. Inspirada en clásicos nacionales como Fierro, Skorpio o La Murga, combinaba cómics originales con reseñas de cine, literatura fantástica y terror, además de ilustraciones.

Pero lo que distinguió a Ripio fue su voluntad de dar siempre algo más. Cada número traía un “extra” que convertía a la revista en un objeto único:

  • Un sticker coleccionable con íconos de los videojuegos retro.
  • Un juego de mesa casero, como una “Oca zombie” en la que había que sobrevivir a hordas de no muertos.
  • Un robot de papel plegable para armar.
  • Incluso un kit de supervivencia zombie que acompañaba un número especial.

“Era todo a pulmón. Nos juntábamos a decidir el nombre, los contenidos, quién hacía la tapa o las reseñas, y después veíamos cómo financiábamos la impresión. Queríamos recuperar el espíritu de las revistas de los 80 y 90, pero sumándole un costado lúdico que hiciera que cada ejemplar fuera irrepetible” detallan.

La experiencia fue también una escuela colectiva: entre ensayo y error, aprendieron a lidiar con imprentas, a experimentar con formatos y a organizarse como grupo creativo. Si bien Ripio terminó después de cuatro números, dejó una marca clara: la certeza de que el libro o la revista podían convertirse en una experiencia interactiva.

“En Ripio entendimos que queríamos ir más allá de la página. No se trataba solo de contar historias, sino de que el lector viviera algo”, coinciden.

Con la disolución de la revista y el inicio de la pandemia, ese aprendizaje se transformó en impulso renovado. Así nació Primario, ya sin Emiliano, y con Santiago y Agustín en doble comando, con la convicción de llevar más lejos esa búsqueda: libros que son a la vez relatos, objetos, juegos e invitaciones a explorar.

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LA PANDEMIA COMO IMPULSO: LOS PRIMEROS LIBROS

La llegada de la pandemia en 2020 fue un momento bisagra para Santiago y Agustín. El encierro para ellos se transformó en impulso creativo. El primer resultado fue Slashers (2020), un decálogo de asesinos que homenajea al cine de terror de los 80 y 90. “Queríamos jugar con los clichés del género, pero al mismo tiempo reírnos de ellos. Es como un catálogo de monstruos que todos creemos conocer”. El libro incluyó ilustraciones que reforzaban esa idea de manual macabro, pensado tanto para fanáticos como para curiosos.

Ese mismo año lanzaron Santos (2020), quizás la obra que más sorprendió. “La idea surgió de un chiste: ¿qué pasaría si en el Apocalipsis hubiera que rezarles a personajes de películas como Terminator o Mad Max? De ahí salió un libro de rezos, armado como una falsa biblia apocalíptica”. El resultado fue un objeto singular, en el que textos y estética paleocristiana se mezclaban con íconos de la cultura pop.

En 2021 llegó Haikus, una recopilación de poemas breves de terror inspirados en la tradición japonesa. “Santi venía leyendo mucho haiku, y a mí me interesaba cómo podíamos combinar ese minimalismo con la oscuridad del terror. Lo armamos como un libro-objeto, con la diagramación propia de los haikus japoneses, pero llevado a nuestra estética”, detalla Agustín. El libro fue tan versátil que incluso terminó usándose en aulas escolares como disparador para que estudiantes escribieran sus propios haikus.

Con esos tres títulos iniciales, Primario consolidó una identidad clara: cada publicación debía ser más que un libro. “No queríamos que el lector se quedara solo con leer. La idea era invitarlo a jugar, a descubrir, a preguntarse qué más había detrás de cada página”, subraya Santiago.

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CATALOGO DE PRIMARIO (2020-2025)

  • Slashers (2020): un decálogo de asesinos genéricos.
  • Santos (2020): rezos a santos del apocalipsis.
  • Haikus (2021): haikus de terror inspirados en la poesía japonesa.
  • La corte cripta (2022): tres sonetos ilustrados.
  • Brevedades opacas (2022): poemario de autores estadounidenses fantásticos y de terror.
  • Los que vienen (2023): relatos breves de fantasmas, también en versión audiolibro.
  • El bloque (2024): cuento ilustrado.
  • Tiramisú (2024): cuento ilustrado.
  • Sur muerto (2024): juego de rol de supervivencia en solitario ambientado en Comodoro.
  • Bajo el sur (2025): antología de tres relatos de terror patagónicos.

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FILOSOFIA EDITORIAL: EL LIBRO COMO OBJETO

En Primario, un libro nunca es un producto cerrado. Para sus creadores, cada publicación debe ser un disparador de experiencias que combine lectura, juego e imaginación. Por eso, sus ediciones no se limitan al papel: incluyen pines, señaladores, ilustraciones, cartas, audios y otros elementos que dialogan con el contenido y expanden el universo narrativo.

“Siempre pensamos que el libro tiene que invitar al lector a hacer algo más: investigar, jugar, preguntarse qué significa tal objeto o tal ilustración. No queremos que sea pasivo, sino que tenga vida propia”, explican.

Embed – Primario Ediciones on Instagram: «Esta semana!! #autoedición #haikus #primario #novedad #extras #empaquetando #selfpublish #ilustración #illustration»

El ejemplo más emblemático de esa filosofía es Sur muerto (2024), un híbrido entre libro y juego de rol narrativo. Allí el lector recibe un mazo de cartas, un dado y una planilla para registrar su historia. Cada partida propone sobrevivir en una Comodoro devastada, pero el camino depende tanto del azar como de la escritura personal.

“El azar y la escritura hacen que ninguna experiencia sea igual. Vos podés durar dos días o un mes y medio; todo depende de lo que escribas. La idea es que el lector se convierta en autor, que deje su huella en el libro”, cuenta Santiago.

Con esta lógica, los libros de Primario se transforman en objetos vivos, capaces de mutar según quien los lea o juegue. No se trata de acumular ejemplares en una biblioteca, sino de vivirlos, explorarlos y hasta intervenirlos.

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PATAGONIA: ESCENARIO Y DISPARADOR

Aunque sus publicaciones recorren géneros diversos —terror, ciencia ficción, poesía, juegos narrativos—, los creadores de Primario reconocen que la Patagonia es un sustrato constante. No se trata solo de paisajes imponentes o fauna emblemática, sino de un reservorio de memorias invisibles, relatos orales y personajes olvidados que merecen ser rescatados.

“Nos interesa deconstruir lo patagónico. No se limita a pingüinos o montañas: también está en las historias orales, en los fantasmas de hospitales, en barrios que desaparecieron o en personajes anónimos que nadie recuerda”, explican.

Esa mirada se cristalizó en Los que vienen (2023), una colección de relatos breves de fantasmas basada en anécdotas urbanas de la ciudad. Allí aparece Solito, un espectro que cuida a los niños en situación de vulnerabilidad, inspirado en relatos vinculados a la época de la poliomielitis en Argentina. A diferencia de los fantasmas tradicionales que asustan o castigan, Solito protege y enfrenta a los adultos, resignificando el mito desde una perspectiva de justicia poética.

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Pero el trabajo de Primario no se queda en la ficción pura. También dialoga con la memoria histórica y social de la región. “Nos interesa mirar lo que quedó fuera de la foto oficial: barrios como La Tranquera en Diadema que ya no existen, lugares abandonados que guardan historias, personajes que no aparecen en los libros de historia porque no eran parte de las familias fundadoras”, agrega Santiago.

De allí surgen también los proyectos vinculados al archivo fotográfico y testimonial, como la cuenta de Instagram Comodoro Abandonado, en la que Kamerbeek registra imágenes de casas, fábricas y espacios olvidados de la ciudad. Muchas de esas imágenes y relatos terminaron filtrándose en las ficciones de Primario, alimentando la idea de que lo patagónico es también lo marginal, lo omitido, lo que insiste en permanecer en la memoria colectiva aunque haya sido borrado de los relatos oficiales.

“El terror no siempre es gore ni tripas. El terror es una sensación. Y en la Patagonia sobran relatos que lo transmiten”, señalan, convencidos de que el sur es una cantera inagotable de historias para narrar y resignificar.

COMUNIDAD ANTES QUE COMPETENCIA

Otro rasgo distintivo de Primario es su concepción de lo editorial como un proyecto comunitario. Desde sus inicios en Ripio junto a Emiliano hasta hoy, Santiago y Agustín se apoyaron en la colaboración con otros ilustradores, diseñadores y jugadores de rol.

La editorial no solo publica sus propios libros, sino que busca abrir espacio a proyectos de terceros: “A veces no podemos financiar un trabajo completo, pero sí editarlo, acompañarlo, compartir catálogo y que llegue a otros lectores”.

Ese espíritu colaborativo se refleja en las conexiones con colectivos como Ludogonia de Gunckel, La Galera Moriarty que participaron en el testeo y desarrollo de Sur Muerto o Banzai, el ya mítico evento que reúne a otakus, gamers, cosplayers y más expresiones artísticas.

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Si algo define a Primario es la negativa a repetir fórmulas. Cada libro explora un formato distinto: desde la lírica breve (Haikus, La corte cripta), hasta cuentos ilustrados (El bloque, Tiramisú), antologías (Bajo el sur), poemarios traducidos (Brevedades opacas) o juegos narrativos (Sur Muerto).

“No queremos casarnos con un estilo ni un género. La exploración es parte de nuestra identidad”. Lo que hoy empieza como un haiku puede terminar en un audiolibro con voces y efectos, o en un juego de cartas.

En ese sentido, cada proyecto funciona como un rizoma: una idea inicial que va mutando hasta encontrar su forma final, muchas veces distinta a la planeada.

PROXIMOS PROYECTOS: UN UNIVERSO EN EXPANSION

El catálogo de Primario continúa en expansión. El próximo lanzamiento será un libro de poemas de H. P. Lovecraft, ilustrado y concebido con la misma lógica de “libro-objeto” que caracteriza a la editorial. La propuesta busca rescatar una faceta poco explorada del autor, menos asociada al relato de terror clásico y más vinculada a su escritura poética.

En paralelo, los editores preparan una guía ilustrada sobre gnomos argentinos, presentada con tono de manual práctico para lidiar con estas criaturas domésticas.

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Embed – Primario Ediciones on Instagram: «Estuvimos presentes en la jam de dibujo de @patio_ilustrado. Espero que hayan podido pasar. Ya saben cualquier libro que les interese pueden conseguirlo escribiendo via privado por este medio o en las ferias en las que participamos generalmente.»

Y hacia un horizonte más ambicioso, trabajan en una reinterpretación local de los kaijus —los monstruos gigantes del cine japonés—, adaptados a la fauna y a la historia argentina. El proyecto incluirá no solo un libro, sino también la colaboración con artistas audiovisuales y escultores, en un intento de dar forma a un universo verdaderamente interdisciplinario.

A cinco años de su nacimiento, Primario se consolidó como mucho más que una editorial independiente. Es un espacio de creación y experimentación, donde los libros se convierten en experiencias, el terror se reescribe desde la Patagonia y las historias dialogan con objetos, juegos, imágenes y sonidos.

Primario es exploración. “Es chocar dos piedritas para ver qué pasa, es experimentar con lo que tenemos a mano”, como dijeron sus creadores, pero también “es comunidad: contar historias que nos pertenecen y compartirlas para que crezcan”.

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