InicioEconomíaUn plan fallido y un alivio tan sólo transitorio

Un plan fallido y un alivio tan sólo transitorio

El gobierno busca contener el dólar con medidas que tienen efecto en el corto plazo, pero que pueden volverse en contra en el mediano plazo, una vez pasadas las elecciones de octubre. La suspensión de retenciones para el agro y la expectativa de apoyo financiero desde Estados Unidos aportan un respiro inmediato, aunque al costo de adelantar dólares y comprometer recursos futuros. Los economistas advierten que la estrategia electoral refuerza la fragilidad de fondo de la economía, que en algún momento deberá afrontar los desequilibrios sin anclajes externos.

El recorte de retenciones a las exportaciones agropecuarias se presentó como una herramienta para reforzar la liquidación de divisas, pero especialistas remarcan que la medida no genera un aumento genuino de la oferta, sino que anticipa ingresos que luego van a faltar. “Lo de las retenciones cero al campo es una sábana corta”, señaló el ex presidente del Banco Central Alejandro Vanoli, al remarcar que “la economía del día a día da señales de que este modelo está agotado”. Para el economista, la decisión es un intento de ganar tiempo hasta octubre, mientras la deuda total del país ya supera los 400 mil millones de dólares y el gobierno recurre a préstamos externos “de forma desesperada”. Ese camino, advirtió, tiene antecedentes que suelen terminar en default.

En paralelo, el oficialismo reforzó su estrategia con gestiones en Estados Unidos, que derivaron en un respaldo político y financiero clave. Hernán Letcher, consultado por Página 12, sostuvo que “Trump eligió financiar la campaña electoral de Milei” y que el esquema de dólar electoral que se viene sosteniendo desde mediados de 2024 “es un eslabón más, avalado por el Tesoro de Estados Unidos”. Según Letcher, se trata de una maniobra de corto alcance que garantiza un carry trade temporario, pero a costa de gastar dólares que después harán falta.

En la misma línea, el ex viceministro de Economía Gabriel Rubinstein planteó que el espaldarazo norteamericano permite “ganar tiempo hasta las elecciones”, pero deja abierta la necesidad de un cambio profundo del esquema cambiario. “Hay un apoyo, pero el tema es que Argentina tiene que pasar a un esquema donde efectivamente compre dólares. Si no, no funciona”, explicó. Rubinstein recordó que el país ya incumplió compromisos con el FMI al utilizar dólares para intervenir en el mercado en lugar de acumular reservas. “El sistema de bandas demostró que falló, porque en vez de comprar se terminó vendiendo”, agregó. Para el economista, cualquier respaldo externo se traduce en un alivio transitorio: “Hoy ganaste un día, mañana ganaste otro, y así vas tachando los días como un preso, hasta llegar a las elecciones sin crisis cambiaria”.

El problema es lo que viene después. Rubinstein advirtió que el actual esquema “no sirve” y que será necesario adoptar un programa de compras de divisas, como hizo Chile, lo cual inevitablemente presionará sobre el tipo de cambio y la inflación. “Si el dólar sube, sube. Y si la desinflación es más lenta, será más lenta. Sacrificar el objetivo de comprar dólares, el mercado lo ve muy mal, el Fondo lo ve muy mal y el Tesoro americano también lo va a ver mal”, aseguró. La consecuencia de un salto cambiario, añadió, sería una aceleración inflacionaria inicial, que podría llevar la suba de precios a 7 u 8 por ciento mensual, para recién luego volver a niveles más bajos si se logra ordenar el esquema.

Las dudas sobre la consistencia del plan económico oficial también fueron planteadas por Martín Lousteau, senador nacional y candidato a diputado por Ciudadanos Unidos. “Estoy viendo que el `Todo marcha de acuerdo al plan´ no es cierto. Si en unas horas decidiste que bajás las retenciones a cero y hacés un viaje a Estados Unidos para ver si conseguís otro salvataje más, lo que no está funcionando es el plan”, afirmó. Lousteau subrayó que el recorte de retenciones “tiene un costo fiscal significativo” y que el gobierno ya se consumió los dólares del Fondo. “Cuando vas al FMI es porque las cosas no te salieron bien; cuando vas al Tesoro de Estados Unidos es porque las cosas no te salieron bien doble o triplemente”, ironizó.

El legislador advirtió que cualquier ayuda de Washington no será gratuita. “Siempre es bueno tener un amigo grandote. La pregunta es qué te pide. Trump no hace nada gratis. Tiene intereses significativos en el Atlántico Sur, ya lo demostró cuando presionó para que China no manejara el canal de Panamá. El otro paso estratégico es el estrecho de Magallanes”, señaló. En su visión, la dependencia de financiamiento externo desnuda la vulnerabilidad de un esquema que no genera divisas genuinas y que posterga indefinidamente la discusión de un plan consistente.

Los economistas coinciden en que el camino elegido por el oficialismo combina medidas fiscales y financieras que buscan llegar a octubre sin sobresaltos, aunque sin resolver los problemas de fondo. La baja de retenciones implica menos recaudación y adelanta liquidaciones, con el riesgo de un bache de divisas más adelante. El apoyo de Estados Unidos, mientras tanto, provee dólares prestados que en algún momento habrá que devolver. En ambos casos, el alivio es transitorio.

La estrategia oficial se lee en clave electoral. La prioridad es evitar un salto cambiario y sostener el consumo en el corto plazo, aunque el precio sea un deterioro mayor de las cuentas públicas y de la disponibilidad de reservas. Como sintetizó Vanoli, se trata de una “sábana corta” que cubre parcialmente las urgencias, pero deja expuestas las debilidades estructurales. Lo que está en juego no es solo cómo se llega a octubre, sino también cómo se transita el día después, si los dólares adelantados y prestados ya no alcanzan para sostener el equilibrio.

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