Este es un artículo que sintetiza las discusiones en la dirección regional Jujuy.
Los comicios del pasado 26 de octubre en Jujuy dejaron ganadora a la LLA como casi en todo el país. Fue una elección, que los grandes aparatos la transformaron en un plebiscito sobre la gestión presidencial, “Si o No a Milei”, dejando de lado que se trataba de una elección de diputados nacionales.
De fondo jugó fuerte la incertidumbre económica, qué iba a pasar con el dólar y la inflación, y los condicionamientos de Trump, respecto a la desestabilización de los mercados el lunes 27 (“si LLA no hacía una buena elección”). Con esta preocupación, una parte importante del electorado eligió en forma conservadora, cuidando su bolsillo, en una provincia con bajos salarios y un 54 % de trabajo no registrado (Censo 2022).
Pero aún, muchos dudaban de continuar votando al oficialismo tal como pudimos detectar en distintos sondeos. Estos mismos electores son conscientes de la mala situación económica, los casos de corrupción que llegaron a las principales figuras del gobierno nacional y el maltrato a jubilados, discapacitados, trabajadores de la salud y la educación. Por eso también, difícilmente le hayan dado un cheque en blanco a LLA.
La derrota del oficialismo provincial no se puede explicar por fuera de este escenario de plebiscito sobre los gobiernos. Una parte del voto a LLA expresa una “herramienta” de castigo, contradictoria, sobre una gestión provincial que también ajusta el salario estatal, a la salud, a la educación, a la obra pública, mientras cosecha un superávit millonario que queda en manos de una casta de funcionarios y amigos del poder. “El equilibrio fiscal con sentido social” de Sadir se chocó con la realidad de las urnas.
Algo similar sucedió con el resto de los gobernadores de “Provincias Unidas” que perdieron ante LLA. No hay espacio para los tibios que se sacaron el peluquín para las elecciones, que pasan la motosierra en las provincias y coinciden con el programa libertario extractivista (a favor de la agroindustria, las mineras, etc.), la reforma laboral, un sistema impositivo a la medida de los ricos, y no dudan en arrodillarse ante el FMI y Estados Unidos.
El PJ jujeño contribuyó a que sectores de masas optasen por castigar al gobierno radical votando por LLA. Y no es porque les “gusta que le peguen a los jubilados” como sostuvo Rivarola (diputado PJ). Hay que ver el rol de la CGT -ligada al PJ- que fue parte de los bailes y actos de campaña con los candidatos de Morales, o la CTA de los Trabajadores -con dirigentes una de las listas del PJ- garante del fraude en el gremio Adep. Esta dirigencia sindical, optó por seguir detrás del régimen, en vez de proponerse enfrentar el ajuste al salario, a las jubilaciones y unir a los ocupados con los trabajadores desocupados, informales para pelear por trabajo con derechos.
El caso de Fuerza Patria tampoco fue una opción superadora. Dentro de la interna con el PJ socio de Morales, puso su acento en “frenar a Milei”, como si fuera una elección presidencial de cara al 2027, dejando sin respuesta a quienes sufren a diario el ajuste del gobierno de Sadir y están cansados de los privilegios de la casta jujeña. Un límite de todo FP ha sido la falta de programa, más aún con el peso del reciente fracaso del gobierno de Alberto Fernández. Finalmente, la división llevó a que ninguna de las dos listas justicialistas ingresaran diputados al Congreso, permitiendo que sí lo haga el oficialismo radical.
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Baño de realidad
Así las cosas, el resultado cae como un baño de realidad al gobierno provincial y sus socios del PJ. Después del triunfo radical de las elecciones anticipadas de mayo, el régimen actuaba como sí hubiera dejado en el olvido el fuerte cuestionamiento en las calles donde miles enfrentaron la Reforma. La UCR, se animó a más, cambiaron de color y nombre, y hasta pusieron en escena a Gerardo Morales. El PJ, jugó a Pascuttini, vocero de las patronales del tabaco y ex convencional constituyente que festejó la Reforma. Detrás de una persona poco conocida, se movía la “vieja guardia”, Haquim, Fellner, Moisés, Jenefes.
La votación del domingo vuelve a recordar que ningún oficialismo puede agrandarse por triunfos electorales, que preservan hegemonías débiles, acorde a la crisis económica que atraviesa el país y bajo una creciente injerencia imperialista de Estados Unidos en su disputa con China (litio, tierras raras, petróleo). De fondo, la debilidad de los gobiernos del ajuste permanente está dada por una relación de fuerzas entre las clases, que aún no han podido torcer a favor del capital.
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Esta señal de advertencia, también vale para Milei a nivel nacional -y los gobernadores que lo acompañen-, si quiere avanzar en la agenda anunciada contra la clase trabajadora (reforma laboral, previsional y tributaria). De aquí también la oportunidad para que las mayorías trabajadoras y populares puedan también torcer el rumbo a su favor. La moneda sigue estando en el aire.
La tareas para derrotar el plan de Milei y los gobernadores
En una elección tan desvirtuada por los grandes aparatos y con una censura casi total en los grandes medios, el casi 10 % de votos que obtuvo el FITU en la provincia con la candidatura del obrero de la recolección, Alejandro Vilca, es un logro importante.
Aunque no se renovó la banca en el Congreso, el resultado (el más alto del país junto al de Myriam Bregman en Caba) muestra que la izquierda tiene un espacio consolidado en la provincia. Algo que a su manera reconoce el editorialista oficialista, Alberto Siufi. Esta conquista es el producto del rol en la lucha de clases, dentro y fuera del parlamento, junto a los sindicatos recuperados como Cedems, Uatre-Ledesma, el activismo docente que pelea contra el fraude en Adep; como también por la militancia en los colegios, terciarios y facultades, y en los barrios a través de nuestras casas culturales, y junto a las comunidades indígenas que resisten la ofensiva extractivista.
El resultado provincial tiene buenas votaciones en distintas localidades (Humahuaca, Palpalá, Libertador Gral. San Martín) o barrios populares como Alto Comedero. Todo este apoyo es un importante piso desde donde organizar a todas y todos aquellos que -hayan votado o no al FITU- quieren enfrentar el plan de ajuste, la reforma laboral y el saqueo de los bienes comunes naturales en manos de las multinacionales.
La organización de la resistencia se vuelve ahora una tarea práctica de primer orden. Por eso, la propuesta de discutir en cada gremio la necesidad de asambleas, plenarios para coordinar desde abajo un plan de lucha unitario por el salario, las jubilaciones, que se cumpla con las leyes para financiar a las personas con discapacidad, al Garrahan y a la Universidad, y enfrentar la reforma laboral sin esperar a que la CGT y CTA hagan algo.
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Esta propuesta de organización va de la mano de avanzar en el terreno político poniendo en pie un gran partido de la clase trabajadora. Una discusión que iniciamos con gremios recuperados como Cedems, Uatre-seccional Ledesma, activistas docentes de Adep, entre otros. Se necesita una herramienta política que permita recuperar los gremios, redoblar la pelea contra el fraude en Adep, poner en pie nuevamente los centros de estudiantes en la UNJu y terciarios para unir la fuerza de los estudiantes con los trabajadores haciendo una práctica común de investigación y lucha por mostrar un plan alternativo a una “provincia rica, con trabajadores pobres”.
Para darle cuerpo a esta perspectiva que al contrario del PJ, pone el acento en que solo se puede derrotar a los gobiernos ajustadores en las calles (no la ilusión de las urnas), es necesario también discutir un programa de medidas para que la crisis la paguen los grandes empresarios y el FMI.
En este sentido, durante la campaña se planteó pelear por un salario mínimo y jubilaciones igual a la canasta familiar, el 82 % móvil, la reducción de la jornada laboral y el reparto de las horas de trabajo, un plan de obras públicas bajo control de trabajadores, la estatización del litio bajo control de trabajadores y comunidades, al igual, que un sistema de energía y transporte estatal bajo control de trabajadores, entre otras medidas, que deben ligarse a defender la soberanía del país ante el saqueo, poniendo fin al acuerdo con el FMI, el no pago de la deuda, ligado a controlar el comercio exterior y la nacionalización del sistema bancario controlado por trabajadores para frenar la fuga de dólares y defender el peso.
Estas medidas se vuelven cada día más necesarias frente a la crisis en curso, contra toda tibieza y espíritu de resignación, es momento de pasar a la acción y organización de todo el sector opositor, como parte de construir un gran partido de trabajadores que sea un instrumento para derrotar en las calles el plan de ajuste y entrega del país al gran capital.
