Fabio Dante Cattani, un contratista de 56 años, pelea por su vida en la Unidad de Terapia Intensiva de Alta Complejidad del Hospital Zonal de Caleta Olivia luego de haber sido víctima de una feroz golpiza perpetrada, aparentemente, por una patota vinculada a la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) en Puerto Deseado.
El ataque ocurrió el pasado 11 de agosto y se desarrolló a plena luz del día, frente a la Policía provincial, que no intervino para impedir la brutal agresión.
UN SALVAJE ATAQUE QUE TRAJO SUS CONSECUENCIAS
Según el relato de la familia y de testigos, Fabio fue emboscado cuando se encontraba trabajando en una obra perteneciente al Sindicato de Judiciales. La violencia fue desmedida y sin origen aparente, motivo por el cual la denuncia inicial habla de tentativa de homicidio agravada y robo, ya que los agresores sustrajeron un arma calibre 9 milímetros que pertenecía legalmente a Cattani, junto con su teléfono celular.
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Golpiza salvaje frente a la policía: la impunidad que rodea el intento de homicidio a Fabio Cattani
Foto: Infobae
La agresión dejó un saldo trágico en términos físicos: Fabio perdió el bazo y un testículo, sufrió ocho fracturas costales (seis en el lado izquierdo y dos en el derecho), presentó fallo respiratorio con un pulmón completamente inoperante y otro funcionando apenas al 50%, además de un politraumatismo torácico severo. El cuadro se agravó con insuficiencia cardíaca que requirió la administración de adrenalina como soporte vital y, sumada a una enfermedad hepática de base, su recuperación se vislumbra como un desafío médico complejo.
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Tras el ataque, que según denuncias fue ordenado explícitamente por uno de los agresores con la frase “A Cattani hay que matarlo”, la víctima fue trasladada inicialmente al hospital local de Puerto Deseado, lugar donde recibió el alta en primera instancia y, horas más tarde, debió regresar por la gravedad de su estado. Finalmente, fue llevado en estado crítico a la terapia intensiva en Caleta Olivia, donde permanece con respiración mecánica asistida e inducido a coma farmacológico para estabilizar su condición.
LA FALTA DE RESPUESTA JUDICIAL
Lo que alarma no sólo por la violencia física sino también por la supuesta impunidad que rodea el caso, es la actuación omisa de las autoridades policiales y judiciales. La golpiza ocurrió justo frente a una comisaría de la Policía de Santa Cruz, que, de acuerdo con los testimonios, no actuó para impedir la agresión pese a estar al tanto de la tensión que se vivía en la obra.
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Por otra parte, el accionar judicial luce particularmente complejo y retrasado. En Puerto Deseado, la única fiscalía disponible está a cargo de Ariel Quinteros, pero no existe un juez penal titular luego de la jubilación del anterior magistrado. La jueza subrogante, Jésica Hernández, quien ocupa el Juzgado de Primera Instancia, se excusó de intervenir en el caso debido a un conflicto de intereses, dado que su hermano figura como uno de los presuntos agresores.
Feroz agresión en obra de Puerto Deseado deja a Fabio Cattani en estado crítico
Foto: ilustrativa Policía de Santa Cruz
La familia del lesionado denunció a Infobae que, hasta el momento, los responsables de la agresión han sido individualizados, pero ninguno fue detenido. “Desconocemos las medidas que se tomaron. Entendemos que no muchas”, expresaron con profunda preocupación.
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LOS TESTIGOS Y UNA MANIFESTACIÓN QUE DESATÓ VIOLENCIA
El día 11 de agosto, la víctima trabajaba normalmente cuando al menos 30 a 40 personas llegaron a la obra en dos camionetas y cuatro automóviles. Entre ellos se encontraban individuos identificados por testigos clave como Franco Moreyra, Fabián Hernández (hermano de la jueza mencionada), Carlos Tapia y Óscar Aranda, apodado “Cachumba”. Según consta en la denuncia, Moreyra habría dado la orden para atacar a Cattani.
La presencia policial en el lugar coincidió con una manifestación catalogada como “pacífica” por parte de la UOCRA, que se desarrollaba fuera de la obra. Sin embargo, la violencia estalló en el momento en que la patota descendió de sus vehículos y comenzó la agresión física, que incluyó patadas y puñetazos que continuaron incluso cuando Cattani ya estaba tendido en el suelo, una situación que constituye agravante de la violencia.
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Tres testigos lograron identificar fehacientemente a los agresores, aportando elementos esenciales para la investigación. A pesar de esto, la respuesta estatal sigue siendo insuficiente frente a la gravedad de los hechos.
La esposa de Fabio, Sonia, junto a compañeros de trabajo y allegados, elevaron un llamado de auxilio y exigencia a las autoridades para que se tomen las medidas pertinentes y se asegure la detención y el procesamiento de los responsables.
En palabras de uno de sus familiares: “Su pronóstico es incierto, su estado desesperante. Pero más aún es desesperante la situación judicial del brutal ataque. No pasa nada. Queremos que las autoridades actúen. Fabio necesita justicia y acompañamiento ahora más que nunca”.
Con información de Infobae, editada y redactada por un periodista de ADNSUR