Los ratones pueden respirar por el ano, las palomas guiar misiles y los gusanos sobrios ganan carreras a los que están borrachos: estos son algunos ejemplos de las «investigaciones» premiadas por los anti-Nobel 2024.
Esta competencia, llamada Ig Nobel –-un juego de palabras con innoble en inglés – premia «logros que primero hacen reír a la gente y luego los hacen reflexionar». A continuación los diez ganadores de la 34ª edición de estos premios, celebrada en EE.UU. un mes antes de los verdaderos Nobel.
Nueva manera de respirar
El premio de Fisiología fue otorgado a un equipo nipón-estadounidense que descubrió que muchos mamíferos pueden respirar por el ano. Ya se sabía que las lochas, una especie de pez, eran capaces de «respiración intestinal». Los investigadores demostraron que también es el caso de los ratones, los cerdos y las ratas, sugiriendo que el intestino podría ser utilizado como un «órgano respiratorio accesorio».
Palomas guías de misiles
El «Ig-Nobel» de la Paz fue otorgado al psicólogo estadounidense B.F. Skinner, hoy fallecido, por haber colocado palomas entrenadas en la punta de misiles para guiarlos durante la Segunda Guerra Mundial. El «Proyecto Paloma» fue abandonado en 1944 a pesar de un aparente éxito en una prueba sobre un objetivo en Nueva Jersey en el este de EE.UU.
Las plantas sueñan con ser de plástico
El premio de Botánica recompensó una investigación que mostró que algunas plantas imitan la forma de las plantas de plástico que tienen cerca. La hipótesis de los investigadores es que la Boquila, una enredadera de Sudamérica, «tiene una especie de ojo que puede ver». «¿Cómo lo hacen? ¡No tenemos ni idea!», declaró Felipe Yamashita de la Universidad de Bonn (Alemania) entre las risas del público.
Cara o cruz
Unos investigadores ganaron el premio de Probabilidad por haber lanzado 350.757 veces una moneda al aire. Inspirados por un mago, mostraron que el lado que está orientado hacia arriba antes de lanzar la moneda gana en aproximadamente el 50,8 por ciento de los casos. Después de 81 días lanzando monedas, el equipo tuvo que usar equipos de masaje para aliviar los hombros doloridos de los científicos.
El secreto de la longevidad
El premio de Demografía recompensó un estudio que mostró que muchas personas famosas por su longevidad viven en lugares con registros de nacimientos y muertes de «nivel mediocre». El verdadero secreto de la longevidad es «mudarse a un lugar donde los certificados de nacimiento sean escasos, enseñar a tus hijos cómo defraudar al sistema de pensiones y empezar a mentir», bromeó el galardonado australiano Saul Justin Newman.
Carrera de gusanos
El premio de Química fue otorgado a un equipo que utilizó una técnica compleja llamada cromatografía para separar gusanos borrachos de gusanos sobrios. Los investigadores hicieron una demostración en el escenario del Ig-Nobel recreando una carrera entre un gusano sobrio teñido de rojo y un gusano borracho de azul. El gusano sobrio ganó.
Remolinos capilares
El equipo francochileno ganador del premio de Anatomía se interesó en los remolinos que forman los cabellos en la parte superior de la cabeza. Descubrieron que en la mayoría de las personas, crecen en el sentido de las agujas del reloj. Sin embargo, en el hemisferio sur, los remolinos en sentido inverso son más comunes.
Placebos dolorosos
El premio de Medicina fue otorgado a un equipo europeo que demostró que los placebos –tratamientos sin principio activo utilizados en estudios médicos para comparar la efectividad de un tratamiento real– eran más eficaces si causaban efectos secundarios dolorosos.
La natación del pez muerto
El premio de Física fue otorgado a James Liao por «demostrar y explicar las capacidades de natación de una trucha muerta». «Descubrí que un pez vivo se movía más que un pez muerto», comentó.
Gato asustado
El premio de Biología fue otorgado a Fordyce Ely y William Petersen por un experimento particularmente extraño realizado en 1941 en EE.UU. Los dos científicos asustaron a un gato posado encima de una vaca al hacer estallar una bolsa de papel. El objetivo era «explorar cómo y cuándo» la vaca «expulsaba su leche».
Los Premios Ig Nobel parodian al Premio Nobel reconociendo a diez grupos de científicos y es organizado por la revista de humor científico Annals of Improbable Research (AIR). El jurado son un equipo de colaboradores donde hay auténticos Premios Nobel. «Los premios pretenden celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de todos por la ciencia, la medicina, y la tecnología».
Los primeros Premios Ig Nobel se entregan desde 1991, aunque en aquel tiempo premiaban descubrimientos «que no podían, o no debían, ser reproducidos». Los premios son a veces críticas directas mediante la ironía, como los premios que en el pasado se otorgaron a una investigación muy poco seria sobre la homeopatía, y otro concedido a «las juntas estatales de la educación de Kansas y Colorado por su postura en relación con la enseñanza de la evolución, ya que abogan por el creacionismo religioso y porque esta sea una teoría equiparable al electromagnetismo o a los estudios de Newton sobre la gravedad».
El historial de proyectos premiados
Pero en general se premian proyectos científicos reales y serios –siempre graciosos— como aquel que una vez le otorgaron a un científico que demostró que la presencia de los humanos tiende a excitar sexualmente a las avestruces, y a otra investigación sobre por qué se forma pelusa en el ombligo. Otro ejemplo es la investigación sobre la «regla de los cinco segundos», la creencia de que la comida que cae al suelo no se contamina si se recoge antes de transcurridos cinco segundos.
Recibir un Ig Nobel no es en absoluto –salvo en los casos citados— una crítica a la capacidad científica de los premiados. Andréy Gueim, ganador del Ig Nobel de física en 2000 por su investigación sobre ranas puestas a levitar con electromagnetismo, recibió también el premio Nobel de física en 2010 por sus trabajos sobre un material llamado grafeno.
La ceremonia se hace en el Sanders Theater de la Universidad Harvard incluyendo a personajes como la niña Miss Sweety Poo quien, si un premiado habla demasiado tiempo al recibir el galardón, ella grita con voz muy aguda: «Por favor, termine: estoy aburrida».
La ceremonia es patrocinada por la Harvard Computer Society, la Harvard-Radcliffe Science Fiction Association y The Harvard-Radcliffe Society of Physics Students y se cierra siempre con las misma palabras: «Si usted no ha ganado un premio —y especialmente si lo ha hecho— ¡mejor suerte el próximo año!».
En 1995, Robert May, asesor científico del Gobierno británico, solicitó a los organizadores del Premio Ig Nobel no concederle premios a científicos británicos porque estos serían así desprestigiados y ridiculizados. Pero varios científicos ingleses defendieron los premios y la revista británica Chemistry and Industry publicó un artículo refutando tales críticas.
Entre los argumentos en defensa del premio se usa como ejemplo que en 2006 un estudio demostró que el mosquito que transporta la malaria se siente atraído por el olor del queso Limburger, tanto como por el olor de los pies humanos. Por este proyecto ganó el Premio Ig Nobel en el área de Biología. Resultado de la difusión del hallazgo mediante el premio, este tipo de queso comenzó a ser colocado en ciertos estratégicos de naciones africanas para combatir la epidemia de la malaria.
Y es famoso el caso del mexicano Mario Molina, científico que se preguntó por primera vez qué pasaba con los gases que se utilizaban en los aerosoles. Años más tarde ganó el Premio Nobel por sus aportes para entender la formación de agujeros en la capa de ozono provocados por este tipo de gases.
También el «gracioso» cruce entre la culinaria y la ciencia puede dar resultados útiles. Se demostró que el wasabi –ese picante verde que acompaña al sushi– funciona como alarma de incendios para las personas hipoacústicas. Unos investigadores japoneses desarrollaron un sistema para que cuando una persona sorda duerma, se despliegue el aroma penetrante del wasabi en el ambiente si hay un incendio. Demostraron que el olor del wasabi es muy efectivo para despertar a la gente, más aun que las vibraciones.