InicioDeportesCinco propuestas navideñas para ver con el aire acondicionado encendido

Cinco propuestas navideñas para ver con el aire acondicionado encendido

  • 7 minutos de lectura

Muchas de las tradiciones navideñas que se ponen en marcha cada diciembre en la Argentina tienen origen en otras latitudes del planeta. De las comidas calóricas al infaltable pan dulce hasta los Papá Noel abrigados para el invierno europeo, por este lado del mundo ya no se cuestiona lo absurdo de consumirlas en pleno verano y con la temperatura en alza. Claro que otras costumbres navideñas no tienen la misma aceptación popular. Una de ellas es la producción y consumo de telefilms dedicados a las vísperas de la Nochebuena tan arraigada en el hemisferio norte, especialmente en los Estados Unidos dónde la combinación de comedias románticas con el espíritu de las fiestas resulta en una abundante oferta de historias que aseguran paisajes nevados, algún conflicto de nivel entre medio y bajo y, por supuesto, un final feliz.

Cada año las plataformas de streaming y algunos canales de cable dedican buena parte de su programación a esas películas al punto de hacer que resulte difícil esquivarlas. Muchos lo intentan, poco interesados en los relatos edulcorados que se parecen demasiado entre sí y que tienen la profundidad de un charco de esos que se forman cuando la nieve empieza a derretirse. Sin embargo, para muchos espectadores esos mismos telefilms resultan un bálsamo en medio del caos de las fiestas y la llegada del fin de año que les ofrece la justa dosis de romance, fantasía y la ilusión aspiracional de cambiar el calor por un poco de frío. Claro que incluso para ese público que quiere soñar con una blanca Navidad, la enorme oferta de películas disponibles hace que elegir entre ellas sea casi imposible. Para ellos sigue una recomendación de cinco de las más originales y entretenidas opciones para ver con una taza de chocolate caliente en mano. Y el aire acondicionado prendido, por supuesto.

Este film disponible en Netflix no rompe el molde del género película navideña, pero le agrega una especificidad que lo hace destacarse del resto. Como otras de su tipo, esta historia transcurre en un pintoresco pueblo que intenta preservar sus tradiciones frente a la amenaza de una corporación que está dispuesta a descartarlas en busca de ganancias económicas y cuyo representante llega al lugar con un plan despiadado que gracias al poder sanador del amor de un residente decide dejar de lado. En este caso, la fórmula está, pero con sus propios toques: el pueblo fue un asentamiento de familias llegadas de los Países Bajos a los Estados Unidos, quienes llevaron sus tradiciones a su nuevo hogar, incluyendo el uso de un molino construido al modo de la madre patria. Una de las herederas de aquellos inmigrantes se esfuerza por preservar su herencia cuando un empresario de bienes raíces aspira a tirarlas abajo para construir un complejo hotelero. Que el encargado de llevar adelante el proyecto sea su primer amor y otro hijo pródigo del pueblo que dejó en busca de un futuro (Chad Michael Murray) completan el romántico cuadro que incluye trajes tradicionales, frases en neerlandés y un zueco que tiene un lugar fundamental en el desarrollo del cuento. Disponible en Netflix.

Como parte de la programación de Hallmark, el canal especializado en telefilms navideños, que se puede ver a través de la señal local Studio Universal, esta película se desarrolla en el escenario habitual del género, un pueblo nevado en los días previos a la Navidad que podría transcurrir en cualquier década, pero al incorporar a las redes sociales a su trama le da un giro actual a todo el cuento. Jen (Clare Bowen) y su hermana mayor Ali (Anna Van Hooft) viven en Astoria, Oregon, dónde comparten una tienda de decoración tan bonita como insolvente. Con la idea de resolver sus problemas económicos, Ali convence a su hermana de que participe en un concurso organizado por una pareja de influencers. Poco interesada en aparecer en cámara, Jen acepta solo cuando se da cuenta de que en las redes sociales todo el mundo crea un personaje de sí mismo. El problema es que en su caso eso incluye pedirle a su mejor amigo Max (Brant Daugherty), quien evidentemente sigue pensando en ella como la novia de la universidad, que finja ser su esposo para crear la imagen perfecta. Como es de esperarse, la mentira tiene patas cortas, pero el guion se anima ir un poco más profundo de lo que este tipo de enredo suele ir, incluyendo como impedimento para la pareja la tensa relación entre la protagonista y su madre, que lleva años complicando todo. Disponible en Universal Studio/Flow y en la app de Universal+.

Cuando se trata de comedias románticas, el escenario en el que transcurren es, muchas veces, tan importante como la trama. Si se trata de historias urbanas, Nueva York y Londres suelen estar en la lista de la mayoría, aunque para los más exquisitos el mejor destino para el amor es París. Y allí es donde se desarrolla esta historia que además incorpora vistosas escenas de baile a su trama. Todo comienza cuando Emma ( Jen Lilley) asiste a un espectáculo de baile de salón dónde queda fascinada por la habilidad de su protagonista, Leo Monroe (Matthew Morrison, al que muchos reconocerán como el profesor de Glee). Un año después, por una serie de encuentros casuales, Emma y Leo se transforman en un dúo de danza que debe ensayar para participar de un concurso que se llevará a cabo en París. Una vez allí, con el objetivo de aprender a moverse en el escenario como una pareja, Emma y Leo, alentados por su profesor de danza, recorren la ciudad para conocerse mejor, lo que resulta en un vínculo que va mucho más allá de la pista de baile. Disponible en Netflix.

En busca de elementos que agreguen novedad o algo de originalidad al género que funciona tracción a tópicos y fórmulas repetidas, este film incorpora a la trama un misterio a resolver y un toque de drama. La historia comienza con Russell (Paul Greene), el dueño de una tienda de antigüedades que en una de sus búsquedas de artículos para sumar a su negocio encuentra la chaqueta de un condecorado soldado de la Segunda Guerra Mundial y en uno de sus bolsillos una emotiva carta de su esposa que lo esperaba en casa mientras él estaba en una misión en Europa. Fascinado, Russell intenta rastrear al dueño del uniforme o a su familia para devolverles la chaqueta, pero sobre todo la carta antes de Navidad. Para lograr su objetivo se contacta con Caroline (Jill Wagner), una militar retirada que se dedica a dictar una clase de historia militar en la universidad local. Así, el dúo de detectives amateurs emprende su búsqueda y en el camino encuentran el amor que se complicará por los traumas que Caroline arrastra desde su tiempo en el frente. Disponible en Netflix.

Entre las tradiciones televisivas de la época navideña creadas en los Estados Unidos, la más exótica para los espectadores del hemisferio sur tal vez sean los programas Yule Log, lo que se podría traducir como programas del tronco de leña navideña. Que es literalmente lo que son. Se trata de una idea que nació en los años 60 por iniciativa de un canal de TV de Nueva York, que decidió emitir en la Nochebuena un ciclo que consistía en un plano fijo de una chimenea con un tronco escogido especialmente para ser quemado durante las fiestas. La idea era que las familias celebraran con esa imagen de fondo y las canciones que la acompañaban. Y, por absurdo que parezca, aquella vieja iniciativa ahora está disponible para el consumo global cortesía de Netflix. Con el título más sencillo de Chimenea, la plataforma lanzó la semana pasada tres programas que combinan algunos de sus contenidos más exitosos con esta vieja tradición televisiva. Así, los espectadores pueden elegir entre ver la chimenea de El juego del calamar, la de Bridgerton o la de la película animada Hechizados. Los segmentos duran una hora cada uno y dan tres versiones diferentes relacionadas con sus contenidos de origen con los troncos quemándose en el hogar. Disponible en Netflix.

Temas

Conforme a los criterios de

Más noticias
Noticias Relacionadas